El anhelado regreso a la Luna de EEUU tras más de medio siglo se encuentra en una delicada encrucijada. Un fallo del módulo Peregrine de Astrobotic lo mantiene en vilo.
La sonda Peregrine de Astrobotic, pieza central de esta misión, enfrenta graves problemas que ponen en duda su capacidad para alcanzar la superficie lunar.
Este contratiempo no solo afecta a la NASA, sino también a México y a diversas entidades privadas que confiaban en el éxito de la misión para llevar a cabo experimentos científicos y hasta enviar restos humanos al espacio.
Después de un despegue exitoso el lunes desde Florida, la situación del módulo Peregrine de Astrobotic se tornó incierta.
A pesar del buen comienzo, la nave empezó a presentar fallos pocas horas después, dejando su destino en el espacio sumido en la incertidumbre.
Con una disminución alarmante de su combustible, el módulo, que mide 1.9 metros de alto y 2.5 metros de ancho, podría quedarse orbitando sin rumbo en los próximos días.
La Misión Peregrine Uno, que prometía ser el primer aterrizaje robótico lunar comercial de EE. UU., transporta cargas importantes de clientes, incluyendo cinco experimentos de la NASA.
También lleva consigo los primeros ‘rovers’ autónomos de una misión lunar mexicana y un vehículo explorador de la Universidad Carnegie Mellon, además de otras cargas privadas.
El Peregrine experimentó dificultades técnicas casi inmediatamente después de separarse del Vulcan Centaur, su cohete de lanzamiento.
Aunque el cohete tuvo un desempeño exitoso, los problemas del Peregrine surgieron pronto, complicando la misión.
El equipo de Astrobotic se mantiene activo buscando soluciones para prolongar la operatividad de la nave.
Sin embargo, la necesidad de los propulsores de trabajar más de lo previsto para mantener la dirección adecuada está agotando rápidamente el ya escaso combustible.
A pesar de los esfuerzos, parece poco probable que Peregrine logre aterrizar en la Luna.
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