La bebé recién nacida en Siria que fue rescatada aún con el cordón umbilical por el que seguía unido a su madre fallecida ya tiene familia.
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La recién nacida rescatada en Siria ya tiene nombre y nueva familia. Miles de personas se han ofrecido a adoptar a la pequeña huérfana, que se quedará con un tío abuelo una vez sea dada de alta.
La recién nacida en Siria
La bebé recién nacida en Siria fue rescatada aún con el cordón umbilical por el que seguía unido a su madre fallecida. Comunican que ya tiene nombre y no podía ser otro. «La hemos llamado Aya», ha confirmado el Dr.
Hani Maarouf. Lo ha hecho en el hospital de la localidad de Afrin. Allí la ingresaron con hipotermia y varias heridas. Aya significa en árabe milagro o señal de Dios. Sacaron a la pequeña de entre los escombros de su casa el lunes, 6 de febrero. La sacaron diez horas después del terremoto de 7,8 grados que sacudió su país y la vecina Turquía. Sus padres y sus cuatro hermanos murieron sepultados en el edificio de cinco plantas donde residían en la localidad siria de Jindiris, en la frontera turca. Su madre, Abu Hadiya, dio a luz a la niña y murió horas antes de que fueran rescatados.
Su nombre
La bebé milagro sigue en la incubadora y no ha sufrido daños en la columna, como temían en un comienzo. Miles de personas en todo el mundo desearon adoptarla, según ha confirmado el director del hospital Khalid Attiah. Este tiene una hija de cuatro meses. Su mujer está amamantando a los dos bebés. «No permitiré que nadie la adopte. Hasta que la acoja su familia lejana, la trataré como a uno de los míos», ha afirmado a la BBC. Según narra el diario The Guardian, su tío abuelo, Salah al-Badran, será el cuidador de ella una vez salga del hospital. No obstante, su propia casa también cayó durante el seísmo. Él y su familia, de 11 miembros, consiguieron escapar del edificio de una sola planta y ahora sobreviven en una tienda de campaña donde vivirá la pequeña.
Su familia
La familia de Aya había huido de la región inestable de Deir Ezzor, más al este de Siria, considerando que estarían seguros en Jindires. El edificio donde residían los Mleihan es uno de los 50 destruidos por el terremoto en esta localidad dominada por los rebeldes. «Después del terremoto, no hay nadie capaz de vivir en su casa o edificio. Solo el 10% de los edificios aquí son seguros para vivir y el resto son inhabitables», explican los vecinos.