Un hombre iraní apodado el "hombre más sucio del mundo" por no ducharse durante décadas muere a la edad de 94 años tras bañarse.
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El ‘hombre más sucio del mundo’ muere en Irán a los 94 años tras tomar un baño. Amou Haji es un ciudadano de Irán conocido como el ‘hombre más sucio del mundo’ por no haberse duchado en décadas y comer animales muertos.
El ‘hombre más sucio del mundo’ muere en Irán
Amou Haji es un ciudadano de Irán al que la gente le conoce como el ‘hombre más sucio del mundo. Entre otras cosas ha conseguido dicho apodo por no haberse duchado durante más de medio siglo.
Finalmente ha muerto a los 94 años de edad, según han informado este martes fuentes locales. Su historia era muy popular en el país asiático. El hombre era soltero y evitaba bañarse por miedo a «enfermarse». Su muere tuvo lugar el pasado domingo 23 de octubre en el pueblo de Dejgah, en la provincia de Fars, al sur de Irán. Todo ello según han precisado desde su entorno. El hombre estuvo hasta 60 años sin ducharse, según recogen medios como ‘Daily Mail’. En 2013 publicaron un corto documental sobre su vida titulado ‘La extraña vida de Amou Haji’. Este hizo que muchas personas en el mundo conocieran su historia.
Su primer baño en mucho, mucho tiempo
Un año después, Haji quiso someterse a un examen médico en la Escuela de Salud Pública de Teherán. Un proceso realizado por el doctor Gholamreza Molavi. Este sometió al hombre a varias pruebas para detectar ETS, Hepatitis y parasitología. Los resultados eran sorprendentes. No detectaron ningún resultado positivo a bacterias o riesgo inminente para su salud, a pesar de su avanzada edad. Una de las explicaciones es que el hombre adquirió un sistema inmunológico extremadamente fuerte por sus condiciones.
Así era el ‘hombre más sucio del mundo’
Haji también tenía aversión a la comida y las bebidas frescas. Su comida favorita era el puercoespín podrido y prefería beber cinco litros de agua al día de una lata de aceite oxidada. Recogía el agua de los charcos cercanos. También comía animales encontrados atropellados en los caminos y le gustaba fumar heces de animales en una pipa vieja, en lugar de tabaco. Haji había pasado la mayor parte de su vida en el pueblo de Dejgah en la provincia de Fars, en el sur de Irán, donde no tenía esposa ni familia.