La mexicana Paola Schietekat fue violada mientras trabajaba para el Mundial de Qatar y ahora la condenan a 100 latigazos y 7 años de cárcel.
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Condenan a 100 latigazos y siete años de cárcel a una mexicana que fue violada en Qatar mientras trabajaba para el Mundial de fútbol. La mexicana Paola Schietekat ha explicado que la violaron en junio de 2021 en Doha pero al denunciar las autoridades la culparon de infidelidad.
Condenan a latigazos y cárcel a una mexicana violada en Qatar
El Mundial de Catar 2022 vuelve a convertirse en el centro de la polémica por una vergonzosa noticia. Ha salido a la luz un caso de violación a una empleada en Doha.
Han condenado a la mexicana Paola Schietekat a 100 latigazos y siete años de cárcel por mantener relaciones sexuales no consentidas fuera del matrimonio. La víctima ha explicado que el 6 de junio del 2021, mientras trabajaba para la Supreme Committee for Delivery and Legacy, organización encargada del Mundial, la violó un conocido. «El 6 de junio de 2021 me encontraba trabajando en Catar como economista conductual en el Supreme Committee for Delivery and Legacy, entidad responsable de organizar el mundial de 2022. Esa noche, un conocido, que consideré amigo, de la comunidad latina en Doha se metió a mi departamento en la noche, mientras yo dormía«, explica.
La condena de 100 latigazos a una mexicana que fue violada en Qatar
«Después de un forcejeo breve, pues su fuerza sobrepasaba la mía, terminé en el piso. Horas después, me salieron moretones en todo el brazo izquierdo, el hombro y la espalda. Mantuve la cabeza fría: le avisé a mi mamá, a un colega del trabajo y documenté todo con fotos en un intento de autoprotección. Al día siguiente obtuve el certificado médico y acudí a la policía en compañía del cónsul de México en Catar. Ahí, todo fue en árabe, y con mi árabe limitado logré explicar la situación», relata.
«Me exigieron una prueba de virginidad»
En el interrogatorio, comenzó cambiar la situación. «Al preguntarme si quería una orden de alejamiento, no hacer nada, o ir a las últimas instancias, me congelé, por el shock, por el miedo y la falta de sueño, y volteé a ver al cónsul, quien me recomendó ir a las últimas instancias. Fueron tres horas de interrogatorio en árabe, y en cierto punto me exigieron una prueba de virginidad. Por alguna razón yo había pasado a ser la acusada. Eso sí, los cargos por tener una relación fuera del matrimonio seguían vigentes, impidiéndome volver a Catar y forzándome a pagar aún más por representación legal.