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Cuatro niños han muerto en Australia después de que el castillo hinchable en el que estaban jugando, saliera volando diez metros. Hay otros cuatro heridos.
Cuatro niños perdieron la vida y cuatro están críticos después de que un golpe de viento levantara un castillo hinchable en una escuela de la isla de Tasmania, en el sureste de Australia.
La escuela celebraba el final del curso escolar.
Un grupo de ambulancias se encuentra en la zona e incluso se han movilizado helicópteros para asistir a los heridos, apuntan las autoridades en un mensaje publicado en Facebook.
«Una racha de viento levantó por los aires al castillo hinchable.
Varios niños cayeron desde una altura de unos 10 metros alrededor de las 10 de la mañana y están recibiendo tratamiento médico en el lugar», indicó la Policía de Tasmania en las redes sociales nada más conocerse la trágica noticia.
El primer ministro australiano, Scott Morrison, no daba crédito: «que unos niños estén jugando con sus familias y acabe así, te rompe el corazón», manifestaba.
«Este es un suceso muy trágico y nuestros pensamientos están con las familias y la comunidad escolar y también nuestros trabajadores de emergencias», dijo la comandante de policía de Tasmania, Debbie Williams.
El accidente tuvo lugar en el colegio de primaria The Hillcrest, en la ciudad de Devonport, en el norte de Tasmania. Estaban celebrando una fiesta de fin de año para sus estudiantes.
Los fallecidos, dos niños y dos niñas, eran de sexto curso, de modo que tendrían 10 u 11 años, según el comisario de policía de Tasmania Darren Hine. Cinco niños estaban en el hospital, cuatro de ellos en estado crítico. Hay una investigación abierta sobre el accidente.
No es el primer caso registrado en donde el lugar de juegos de los menores sale volando y deja víctimas mortales. Hace unas semanas se publicó la sentencia sobre un caso similar en España.
Los dos responsables de un restaurante de Caldes de Malavella (Girona) donde una niña de seis años murió en 2017 en un castillo hinchable que no estaba bien anclado, han aceptado una condena de un año de prisión por homicidio imprudente.
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