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El cuerpo de Amanda Albach, la joven brasileña que estaba desaparecida hace 18 años, fue hallado sin vida en la playa de Irapirubá Norte de Laguna, en el estado de Santa Catarina. Uno de los sospechosos ha confesado haber matado a la chica, madre de una niña de dos años y conocer dónde se encontraba su cuerpo sin vida, además de haberla obligado a cavar su propia tumba.
Hasta el momento hay dos hombres arrestados y una mujer, como principales sospechosos del asesinato de Albach. El presunto asesino ya ha confesado haber sido el autor de los dos disparos que se encontraron en el cadáver.
Se trataría de un ajuste de cuentas relacionado con el tráfico de drogas.
La joven se encontraba de vacaciones junto a unos amigos celebrando el cumpleaños de una amiga en la ciudad de Florianópolis, la capital de Santa Catarina, cuando no volvieron a verla con vida.
La familia de Albach perdió el contacto con la joven el mismo día que desapareció. La brasileña envió un mensaje unos minutos antes de morir, diciendo que volvería a su ciudad, Fazenda Río Grande, al amanecer, pero no volvieron a saber de ella.
El mensaje de audio fue enviado a sus padres alrededor de las 20:40 y desde entonces, no hubo respuesta por su parte ni volvió a acceder a su teléfono, que se encontraba desconectado. Su familia detectó algo raro en la voz de Amanda y durante el audio se escuchaba mucho viento, según ha mencionado la policía a medios locales.
Se desconocen los motivos por los que pudieron quitarle la vida a Albach. La principal teoría apunta a que uno de los investigados se sintió amenazado porque la joven madre sabía que este se dedicaba al tráfico de drogas. Esta persona lo había contado a terceras personas, además de mandar una foto sobre una de las armas que esta persona tenía en su casa. Según la policía, al traficante de drogas no le gustó esta situación y decidió quitarse de en medio a Albach y pegarle dos tiros.
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