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Una madre encuentra a su hijo tras 40 años desaparecido por redes sociales

Rufino salió de su casa en El Mante y era objeto de burla de sus vecinos por su condición mental. La madre pudo encontrarlo cuarenta años después.

Tamaulipas Madre e hijo desaparecido

Una mamá pudo reencontrarse con su hijo que estaba hace 40 años desaparecido. El hecho sucedió en la ciudad mexicana de Matamoros, en el estado de Tamaulipas. Las redes sociales pudieron obrar el milagro que le alegró la vida a una madre desesperada.

Rufino, el hijo que estuvo desaparecido 40 años, tenía problemas mentales y se fue de la casa de su madre

La señora Epifania Martínez cuenta que su hijo Rufino Vázquez Martínez, salió del ejido Los Aztecas, perteneciente a El Mante, Tamaulipas.

Desde su nacimiento, Rufino tiene un problema de salud mental y por ello fue motivo de burlas de los vecinos, lo que provocó que saliera de su casa sin rumbo fijo.

Se desconoce cómo llegó a Matamoros, pero en los últimos años ahí estuvo en la ciudad fronteriza en el norte mexicano donde estuvo trabajando para ganar dinero, aunque no tenía una casa, dormía donde podía y debido a su situación, empezó a enfermar.

¿Cómo actuaron las redes sociales ante la búsqueda de la madre de su hijo desaparecido tras 40 años?

El pasado 9 de octubre fue llevado al Hospital General de Matamoros, donde recibió atención médica por una infección en los pies. Durante ese proceso de recuperación se enfocaron en buscar a familiares.

Así, acudieron a la panadería donde trabajaba, pero al no haber más datos recurrieron a una página de Facebook que es una asociación que hace publicaciones para ayudar a personas.

La Red de Emergencias de Reynosa A.C. publicó la fotografía, la cual se empezó a compartir. Unas personas que viven en San Luis Potosí se la enviaron a sus familiares en El Mante donde son vecinos de doña Epifania, quienes finalmente le mostraron la imagen y supo que su hijo estaba vivo después de 40 años de no saber nada de él.

El reencuentro entre la madre y el hijo desaparecido en Matamoros

La señora viajó a Matamoros donde pudo verlo nuevamente. Su felicidad se debe a que se acabó la incertidumbre de saber qué pasó con él. “Me lo tirarían al río o quién sabe, pero ahora voy a estar bien tranquila. Cuando se vienen los fríos, pensaba ¿tendrá cobija? y nosotros bien cobijaditos, encerraditos, aunque sea casitas pobres, pero con puertita y todo”.

Señala que esta Navidad será diferente pues ya tiene de nuevo a su lado a Rufino a quien todos los días se lo encomendaba a Dios. “Ahí va a comer, no serán buenas comidas, pero no le van a faltar. Ya no tengo pendiente”.

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