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Una joven viuda en Estados Unidos está tan «inconsolable» que se come las cenizas de su marido muerto de forma puntual, como si fueran un manjar esotérico: la historia de Tennessee Casie, de 26 años, está horrorizando al mundo. Y lo hace después de que la mujer apareciera en el programa de TLC My Strange Addiction y admitiera sin tapujos que se comía las cenizas de su marido muerto «al menos cinco veces al día».
Los medios de comunicación extranjeros, atónitos, informan de que Casie, cuyo apellido parece ser inencontrable o muy poco corriente, había perdido a su marido Sean en 2011. ¿De qué murió Sean antes de convertirse en una especie de Nesquik? El asma.
Casie lo había conocido dos años antes y fue amor a primera vista. Un amor tan grande que se convirtió en manía, hasta convertirse en un fenómeno clínico, una especie de necrofagia emocional.
Casie empezó a llevar las cenizas de su marido como consuelo tras su muerte y explicó en el programa: «Llevo a mi marido a todas partes, al supermercado, a las tiendas, al cine, a comer fuera, dondequiera que vaya él». Continuó: «Cada vez que voy al supermercado compro la comida que le gusta, cuando cocino cojo la comida que le gusta, no me la como pero cocino para él».
Luego explicó: «Algunos se ríen, creen que estoy jugando, pero lo digo en serio, es mi marido». Luego, esa manía por el confort se convirtió en adicción, hasta el punto de desbordar el horror.
Casie se ha comido casi medio kilo de las cenizas de su marido y eso la hace sentir bastante culpable. «Cuando abro la urna siento una sensación de felicidad, es como una descarga de adrenalina para mí.
Luego, unos minutos después, me siento fatal por haberlo hecho. Quiero dejarlo, ya lo perdí una vez, esta vez será culpa mía si lo vuelvo a perder», concluyó, no sin antes explicar que su inusual dieta y su profundo malestar le han hecho perder 19 kilos.
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