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Los pumas y sus ataques a la población de California son un problema asiduo pero poco visible. Recientemente conocimos el ataque que sufrió el hijo de Raquel del Rosario, pero no es la única víctima de estos animales, típicos de la baja California.
Los ataques de pumas en áreas urbanas de esta parte de California son habituales. El pasado agosto un agente de policía mató a un puma después de que atacase a un niño de cinco años y lo arrastrase por el jardín de su casa.
También fue la madre del menor quien salió en su defensa y rescató a su hijo de las garras del felino. Los padres llevaron al pequeño, que sufrió numerosos traumatismos, al hospital, y la policía recibió el aviso del ataque. Una vez en la casa, el agente de vida silvestre descubrió al animal entre los arbustos y le disparó mortalmente.
La mayoría de estos ataques no son a niños. Varios hombres sin hogar también fueron atacados por los puma ‘cuidados’ de un campamento de California. Los animales acabaron provocándoles mordiscos y arañazos causándoles heridas muy graves.
La ciudad de Los Angeles, situada en la baja California, es un hábitat natural para los pumas, por lo que no es posible la imposición de su retirada ni de su cercamiento extremo. No obstante, estos animales residen en las montañas cercanas a la urbe. El problema está en el acercamiento de su presa habitual, los ciervos, a las zonas urbanas. Estos son atraídos por las fuentes y las piscinas por la humedad que ofrece a la vegetación de algunos jardines. Por ello estos felinos también avanzan hacia los núcleos urbanos para darles caza y poder sobrevivir.
Tanto los machos como las hembras tienden a acercarse a las poblaciones. Las hembras lo hacen aún más porque los machos prefieren cazar a los ciervos que habitan cerca de los arroyos y ríos de los bosques. Por su parte, el Departamento de Fauna de California da algunas pautas para tomar precauciones y evitar un encuentro con un puma, como proteger el paisaje de la presencia de ciervos. También aconsejan reducir la vegetación densa del entorno de la casa. Por última instan a preparar una luz exterior para impedir que estos pumas avancen, negándole a la nocturnidad su apoyo al felino.
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