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La Comisión Nacional de Ética en la Investigación de Brasil investiga la muerte de 200 personas en un estudio contra el covid. Participaron en un estudio ilegal para probar en pacientes con coronavirus la proxalutamida. Esta es una droga experimental eficaz contra algunos tipos de cáncer.
La proxalutamida, que no está registrada en Brasil, no la emplean en ningún tratamiento en el país. Sin embargo, el 18 de julio el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, mencionó que el fármaco podía ser un posible medicamento eficaz contra la covid-19.
Por otro lado, subrayó que “esto existe en Brasil, pero aún no está probado científicamente”. Por su parte, la CONEP, el órgano del Ministerio de Sanidad que gestiona los protocolos de investigación con seres humanos, autorizó un estudio clínico para evaluar la seguridad y eficacia de la proxalutamida. No obstante, advirtió de varias irregularidades contrarias a sus indicaciones.
Recientemente ha salido a la luz la verdad de este estudio: usaron a los participantes como cobayas. El CONEP tiene una estimación de que al menos 200 pacientes encontraron la muerte entre los participantes. No analizaron ninguna de ellas de forma adecuada. Familias de varias de las personas afectadas denunciaron dicha infracción y exigen que zanjar adecuadamente el caso. Por su parte, el órgano señala que en el Estado de Amazonas el estudio implicó a más personas de las que habían aprobado. 645 fueron los participantes, cuando el número permitido era de 294. Además, decidieron llevarlo a cabo con “pacientes de cuidados intensivos gravemente enfermos”, lo que tampoco había sido autorizado.
“Hay indicios de irregularidades en el estudio, así como transgresiones de las normas vigentes sobre ética en investigación con seres humanos”, confirma la CONEP.
El pasado 9 de octubre de este año, varios investigadores de la Red Latinoamericana y del Caribe de Educación en Bioética de la Unesco hicieron público un documento muy revelador. En él explicaban que era uno de los “episodios más serios y graves de infracción ética” y de “violación de los derechos humanos” de personas empleadas como cobayas en la historia de América Latina.
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