Temas cubiertos
Todo ciudadano suizo que logre convencer a familiares, amigos o alguien de su entorno para que acceda a vacunarse contra el coronavirus, podría verse recompensado con 50 euros, según ha declarado el ministro de Salud, Alain Berset.
Las autoridades suizas, pretenden así concienciar a sus ciudadanos de la importancia de llegar al 100% de la población vacunada para poder erradicar el COVID-19 del país helvético. El consejo federal, junto con los cantones, quiere lograr que los indecisos acudan a vacunarse en las próximas semanas.
Son los cantones los que tienen ahora hasta mediados de octubre para decidir si el premio de 50 euros se pone en marcha y deben darse prisa ya que el Consejo federal está seguro de que habrá un repunte de infecciones con la llegada del frío y por eso han puesto en marcha una nueva campaña de vacunación.
La semana de vacunación que comienza este 6 de octubre pondrá el acento en la necesidad de que todo el mundo se vacune lo antes posible. Las comunas y las organizaciones tanto deportivas como religiosas también participarán en esta campaña.
170 autobuses preparados para la vacunación y 1.700 trabajadores irán pueblo por pueblo, para que la población no tenga necesidad de desplazarse y pueda así acceder con comodidad a vacunarse.
Los ciudadanos responsables son llamados a implicarse en esta campaña convenciendo cada uno a un miembro de su familia, amigos o compañeros de trabajo de la utilidad de la vacuna para lograr la inmunidad de rebaño.
Las autoridades no suspenderán las restricciones actuales, como llevar mascarilla obligatoriamente fuera de casa, hasta que la tasa de vacunados no aumente drásticamente. Los servicios de hostelería, restauración y gimnasios se verían así beneficiados, si por lo menos la mitad de los dos millones de suizos no vacunados lo estuviese.
Los 50 euros se pagarían mediante un sistema de vales canjeables en supermercados, cines o restaurantes.
Cinco muertos y casi 400 evacuados al chocar un avión comercial con una aeronave de la Guardia Costera en un aeropuerto de Tokio, Japón.
Una mujer llamada Susan solicitó el divorcio después de mirar una foto tomada con su familia y descubrir un terrible secreto.