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Un reportero que emitía en directo ha sufrido una brutal agresión en Melbourne debido a las protestas generadas por el confinamiento.
El periodista Paul Dowsley ha sufrido un ataque por parte de los manifestantes que poblaban la ciudad Australiana de Melbourne.
Ha sucedido mientras realizaba una conexión en directo con el fin de mostrar las imágenes a pie de calle de las protestas por el confinamiento en Melbourne. En su conexión los telespectadores vieron en directo cómo el periodista Paul Dowsley recibía el impacto de una lata en la cabeza.
El veterano reportero de la cadena australiana permaneció en directo mientras, al mismo tiempo, explicaba lo ocurrido. Narraba que, durante la cobertura realizada, le agarraron del cuello y le arrojaron orina.
Lo cierto es que está aumentando la violencia empleada por los manifestantes en protesta por el confinamiento por el Covid-19. Los ataques como estos recibidos por un periodista son «intolerables», como lo han calificado ya las autoridades.
«Mi colega y yo mismo estamos cubiertos de lo que entiendo que es orina», explicó el periodista. «Por decirlo suavemente, no soy un luchador, nunca he dado un puñetazo en mi vida, así que en esas situaciones pensé que me apresuraría a dar un paso», añadió tras los hechos. Posteriormente arrojó más detalles de lo sucedido: «Ese tipo se acercó a mi lado muy rápidamente: hice todo lo posible para salir de lo que parecía una llave de cabeza». Contó además que su cámara y varios periodistas intentaron detener la agresión.
Dowsley fue atacado por segunda vez unos instantes después. Esta vez ofrecía una actualización en directo, con una lata de bebida -que parecía casi llena- que le golpeó en la nuca. «Eso sí que ha dolido», comentó. Una foto tomada después de que el periodista fuera agredido evidencia las consecuencias. El periodista padece de una gran hinchazón y sangre en la parte posterior de su cabeza.
Melbourne está pasando unos momentos muy delicados. La pandemia del Covid-19 ha afectado seriamente en lo social a su ciudadanos, como en el resto de ciudades y países, pero las protestas en la ciudad son cada vez más asiduas.
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