Gerónimo, la alpaca que dio positivo para la tuberculosis, fue sacrificada. La protesta de activistas por los derechos de los animales fue inútil.
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Gerónimo, la alpaca que dio positivo en la prueba de la tuberculosis, fue sacrificada. La protesta de los activistas por los derechos de los animales fue completamente inútil, se había convertido en una verdadera estrella de la prensa social en Gran Bretaña.
Gerónimo, la alpaca tuberculosa, ha sido sacrificada
Las protestas de los defensores de los animales fueron en vano Gerónimo, la alpaca tuberculosa, ha sido sacrificada, se había convertido en una estrella en las redes sociales del Reino Unido, y atrajo la atención del Primer Ministro Johnson con una petición que reunió 10.000 firmas.
Las autoridades británicas garantizaron que el animal fuera sacrificado sin dolor, pero sus últimas horas fueron muy accidentadas, policías, veterinarios y activistas por los derechos de los animales intentaron actuar como «escudos humanos» para salvar a la alpaca.
El animal, criado para obtener lana y leche, había dado dos veces positivo en las pruebas de tuberculosis, Gerónimo corría el riesgo de infectar a otros animales y por ello fue sacrificado. El propietario, que es veterinario, impugnó los resultados de las pruebas y recibió una gran simpatía de toda Inglaterra.
Gerónimo, una alpaca tuberculosa, fue sacrificada
Las protestas del dueño de Gerónimo y de muchos otros activistas por los derechos de los animales se prolongaron durante días.
Muchas personas habían acudido a manifestarse en su defensa frente a Downing Street. La alpaca, tras la última luz verde de la justicia, ha encontrado su destino, estas fueron las palabras de la agencia Pa, la segunda prueba encargada por el Ministerio de Agricultura confirmó que estaba infectado, con riesgo de contagio a otros animales.
Gerónimo, una alpaca tuberculosa, fue sacrificada
A principios de agosto, Gerónimo, un macho de ocho años alojado en una granja de Bristol, se había convertido en una estrella de la web y más de 100.000 personas habían firmado una petición pidiendo al Primer Ministro Boris Johnson que interviniera para salvarlo. Helen Macdonald, la propietaria de la alpaca, es veterinaria y había importado el animal desde Nueva Zelanda, afirmó que la primera prueba era un falso positivo e impugnó el resultado de la segunda, los expertos del ministerio, del Instituto Zooprofiláctico Británico y de la judicatura demostraron que estaba equivocada, a pesar de su resistencia a la entrega de Gerónimo, consiguieron que lo sacrificaran.
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