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Ha sucedido en Alemania. En Schortens, una localidad situada al norte del país, en el estado federado de Baja Sajonia. Según informa el NDR, más de 8.500 personas van a tener que recibir una nueva inyección de la vacuna contra el COVID.
¿El motivo? Una enfermera del centro en el que se vacunaron les inyectó agua con sal en lugar de la vacuna de Pfizer afectando al menos a seis personas.
La investigación ya se ha abierto y la policía comunicó este martes que tienen “indicios concretos” sobre lo ocurrido en esta localidad germana.
La información que se conoce hasta el momento es que entre los afectados se encuentran personas mayores de 70 años, cuidadores y empleados sanitarios, que fueron a vacunarse en el centro de Schortens entre el 5 de marzo y el 20 de abril.
Sin embargo, las autoridades de la localidad no conocen realmente cuántos pacientes recibieron sal en lugar de la vacuna de Pfizer, es por ello que hicieron un llamamiento a todos aquellos que se vacunaron en esas siete semanas para que reciban una nueva dosis.
Esta nueva dosis no será dañina, explican las autoridades. Tanto si la que recibieron fue la vacuna real como si no lo fue, la nueva dosis no les perjudicará.
La Policía estudia la posibilidad de que la enfermera cometiera dicho acto por motivos políticos, debido a que en sus redes sociales esta sanitaria compartía textos negacionistas sobre la vacuna. Los hechos actualmente se están investigando como un posible delito por motivación política.
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