La vacunación obligatoria del personal sanitario y el pasaporte Covid para acceder a espacios cerrados y ocio son algunos de los recursos utilizados por alguno países de Europa para frenar la quita ola del coronavirus. Ejemplo de ello son: Francia, Reino Unido, Grecia, Rusia, Irlanda, Malta e Italia.
En el caso de Francia, fue su presidente el que este pasado lunes puso como fecha límite para inmunizarse el 15 de septiembre, en el caso de que los trabajadores del sector no lo hagan serán despedidos y no se les pagará nada.
Será desde el 21 de julio, cuando el pasaporte Covid se pedirá para acceder no solo a discotecas con más de 1.000 personas de aforo, sino también en lugares cerrados de ocio y cultura donde haya más de 50 personas, incluyendo todos los medios públicos de transporte.
En el caso de Grecia ponen como fecha límite el 16 de agosto para que el personal de las residencias se pongan la vacuna o serán despedidos de inmediato. El personal sanitario tendrá hasta el 1 de septiembre. Desde este mismo viernes y hasta final de agosto tanto los restaurantes, bares, cines, teatros y discotecas de interior y exterior solo permitirán el paso a personas vacunadas.
Irlanda ha anunciado que en los próximos días, aprobará una ley que permita a partir de finales de julio entrar solo en el interior de los bares y restaurantes a la personas que tengan puesta la pauta completa de Covid.
Malta informó a finales de la semana anterior que desde este miércoles, no podrían entrar al país ninguna persona que no esté vacunada.
Reino Unido por el momento, ha aconsejado a los organizadores de grandes eventos y a los del ocio nocturno que exijan a sus asistentes que entreguen un test negativo de antígenos o pruebas de que tienen puesta la vacuna.
En la capital de Rusia, tanto cafeterías como restaurantes han comenzado a pedir desde este lunes a todos sus comensales que presenten en la puerta una prueba de vacunación o test negativo.
Italia fue una de las precursoras, ya que desde el 25 de mayo todo el personal que trabaje dentro del sector sanitario estaba obligado a vacunarse contra el virus. Aquellos que se negaran se arriesgaban a quedar privados de ejercer su profesión.
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