Durante la visita de un lugar con su familia, una niña decide hacerse una foto mientras está cerca de un caballo Clydesdale. Una toma importante para la menor y un bonito recuerdo. Lo que no esperaban era la manera en la que reaccionaría el animal ante la fotografía de la hija tomada por el padre, el caballo terminó sonriendo con la menor.
Seguramente fotografiar a este caballo no debió ser fácil para la hija del padre que pasaba buenos momentos en ese entonces y no sabemos cuánto tiempo le costó acercarse al animal.
Cuando la niña se acercó al ejemplar de caballo, la niña posó y, como suele ocurrir, la niña dijo «Cheese» ante el objetivo.
La niña se puso delante de la cámara y mostró su mejor sonrisa, aunque un poco tímida, teniendo en cuenta la situación y cómo se encontraba.
No sólo la pequeña mostró su mejor sonrisa, sino que también lo hizo otra persona. En la foto, se puede ver que además de la sonrisa de la niña, el caballo también sonríe, mostrando su sonrisa. Sin duda una foto muy especial para la niña y su nuevo amigo.
Los potros de caballo se comportan como cualquier cachorro. Por eso, cuando pueden estar en un prado verde, se les verá perseguirse, jugar e incluso pelearse mordiéndose los corvejones.
La relación que se establece con el hombre es diferente si el caballo vive en una condición de aislamiento y en ese momento la relación entre los dos se ve afectada y se teme por la seguridad del hombre.
Para conseguir establecer una relación lo más solidaria posible, hay que intentar comprender algunas de las señales que envía el caballo. Los caballos son animales exigentes y sensibles, pero también asustadizos, por lo que hay que tener cuidado al acercarse a ellos.
Si tienes un caballo, lo primero que hay que hacer es averiguar dónde alojarlo. Una caseta puede ser ideal para él y si la caseta está bien cuidada, el caballo estará encantado de quedarse allí. No se le debe dejar solo durante mucho tiempo, ya que puede sentirse aislado. En caso de que se aburra, hay algunos vicios de los que se ocupará el animal. Entre los vicios se encuentra la capacidad de morder con fuerza el borde del comedero y llegar así a riesgos para la salud. Siempre que puedas, intenta dar al caballo momentos de libertad. Seguro que el caballo, si está bien cuidado, podrá darte mucho y regalarte momentos inolvidables y únicos.
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