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Los habitantes de Corea del Norte viven aislados del resto del mundo y gobernados por el dictador Kim Jong-un. Este aislamiento está implatado por el líder del régimen para evitar propaganda o influencias en contra del su gobierno.
Kim Jong-un no quiere que su sociedad anti-capitalista se manche. Para ello, la moda extranjera como pueden ser los vaqueros, camisetas con logos o con estampados, o «piercings» en la nariz o en la boca se considera «demasiado extranjero» y refleja un estilo de vida capitalista.
En cuanto al peinado, ya estaban prohibidos ciertos peinados o teñirse el pelo, pero ejemplo, llevar el mismo peinado que el líder está prohibido. A esta lista, se han añadido otros 15 cortes de pelo que no reflejan la idealogía del régimen. De hecho, The Daily NK ha informado que unos jóvenes han sido enviados a un campo de reeducación por llevar el pelo como el grupo musical K-pop y doblarse los pantalones por encima de los tobillos.
En el país asiático tener acceso a la televisión extranjera supone pena de muerte. Además, ver una televisión mientras emite dichos canales es penado con 15 años de trabajos forzados. A este lista se le ha añadido recientemente las películas de origen extranjero. Todo ello bajo el pretesto de la influencia negativa sobre su población, ya que es un obstáculo para la cuidadosa propaganda del régimen.
Adquirir animales doméstico también se considera un símbolo capitalista al igual que esquiar. Sin embargo, esto último es uno de los pasatiempos favoritos de Kim Jong-un. Con tantas prohibiciones es cada vez más complicado saber que sucede en el país ya que la información llega con cuentagotas. Se cree que millones de personas pasan hambre mientras que en el país vecino, Corea del Sur, se sitúa a pocos kilometros la ciudad más rica de Asia.
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