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La Corte Constitucional de Ecuador dio a conocer el pasado miércoles, 28 de abril, que se despenalizará el aborto por violación.
Según La Corte Constitucional de Ecuador, decidió la despenalización del aborto por violación, un dictamen que da respuesta a una demanda de inconstitucionalidad propuesta por un grupo de mujeres en el 2020.
Siete votos a favor y dos en contra, La Corte considero dos artículos del Código Orgánico Integral Penal (COIP) con referencia al aborto. Se declaró inconstitucionales los artículos 149 y 150 del COIP.
El primero establecía la pena de privar la libertad entre seis meses a dos años para cualquier mujer gestante que abortara o toda persona que hiciera la interrupción voluntaria del embarazo.
El segundo artículo, en el que se obliga en situaciones en la que el aborto no era punible, dejando esto como una discriminación en relación con los otros casos de violación, demanda presentada en junio del 2020.
«La despenalización del aborto por violación es un avance necesario, aunque incompleto, las mujeres ecuatorianas seguiremos luchando para ejercer el derecho a ser libres de disfrutar, defender, proteger nuestro cuerpo y salud integral», comunicado emitido por la Coalición Nacional de Mujeres del Ecuador.
Entendiendo esto, estos dos artículos solo era permitido si esta en peligro la vida de la mujer o si el embarazo es producto de una violación a una mujer que tenga alguna discapacidad mental.
El fallo fue recibido con satisfacción por La Coalición Nacional de Mujeres del Ecuador y considero que «es un avance necesario pero incompleto», dejando claro que seguirán en pie de lucha para la completa despenalización de la interrupción del embarazo.
Ecuador un país que ocupa el tercer puesto en Latinoamérica en embarazos a temprana edad (el 49,3 % en mujeres adolescentes y hasta de 19 años según datos del INEC (Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos) es insólito que desde el Estado se haga a un lado el problema y que no se articulen políticas que frenen estas terribles cifras.
En el año 2019 el Parlamento ecuatoriano impugnó las causas del aborto en un proyecto de reformas de COIP y la Corte considero que esto era un error de técnica legislativa, una demanda para revisar un impedimento presidencial al proyecto.
«Es una lucha histórica que vivimos las mujeres en el país», manifestó a Efe Virginia Gómez, directora de la Fundación Desafío, que integra la Coalición Nacional de Mujeres del Ecuador.
Decenas de mujeres llegaron con pañuelos de color verde a las instalaciones de la sede de La Corte, a manifestar su rechazo, estando de lado de la mujeres y niñas que sufren este flagelo contra su voluntad la mayoría de veces, y no les parece justo que se tome una decisión tan importante sin presentes a las directamente afectadas, los pañuelos verdes que llevaban decían lo siguiente: «Decidir es nuestro derecho» a su vez gritaban en coro «Aquí están, estos son, los que quieren la violación».
Sin embrago, en este mismo lugar llegaron grupos antiabortistas para manifestar su descontento pues la vida es sagrada y tiene que ser respetada, este grupo también coreaba a toda voz lo siguiente: «no al aborto, sí a la vida» y otra con «el aborto no es un derecho».
También se hizo participe Monseñor Luis Cabrera, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), donde envió una carta al presidente de La Corte Constitucional en la que decía que: «El crimen de la violación no se soluciona con otro crimen».
Tras la noticia recibida por La corte Constitucional, las organizaciones defensoras de los derechos de la mujer esperan que sea posible y se llegue a un acuerdo, y que este sea para el bien de las mujeres que se ven afectadas, pero qué desean; se espera que se ese acuerdo apoye la interrupción del embarazo legal, siempre y cuando este haya sido:
Pues hay que tener en cuenta que las cifras oficiales indican que 14 menores de 14 años y 159 adolescentes dan a luz cada año en el país por producto de la violencia sexual.
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Cinco muertos y casi 400 evacuados al chocar un avión comercial con una aeronave de la Guardia Costera en un aeropuerto de Tokio, Japón.