Según la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina, 9 de cada 10 refugiados se encuentran actualmente en pobreza absoluta y necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir. A día de hoy, casi el 90% de los niños necesitan de esta asistencia humanitaria, lo que supone un 20% más en el último año.
Los 10 años de guerra en Siria han perjudicado gravemente el sistema de salud pública y han destruido las infraestructuras. Es importante recordar que entre 2011 y 2020, casi 12.000 niños han muerto o han resultado heridos, y más de 5.700 han sido reclutados para los combates.
Además, en 2020 se duplicó el número de niños con problemas psicosociales provocados por la situación de su continua exposición a la violencia del conflicto.
Ahora, a la gravedad del conflicto se ha sumado el problema de la pandemia generada por la COVID-19, deteriorando aún más las condiciones de vida de los ciudadanos. Además, las medidas restrictivas impuestas para evitar la propagación del virus han conllevado una reducción del acceso a los medios de vida. En este sentido, según la agencia, casi el 80% de la población ha reducido su número de comidas al día y más del 90% consumen alimentos más baratos y menos nutritivos.
El campamento de Yarmuk, a ocho kilómetros de Damasco, es el epicentro de esta tragedia. Los enfrentamientos que estallaron en 2012 provocaron la muerte de numerosas personas y graves daños en edificios y otras infraestructuras. Miles de personas quedaron atrapadas en el campamento durante meses y estuvo restringida la entrada de bienes comerciales y ayudas.
Hoy, Yarmuk solo recoge los escombros de edificios que fueron devastados por la violencia de los enfrentamientos. El 75% de los edificios tienen que ser reconstruidos, no hay servicios básicos disponibles y aun así muchas personas han decidido volver al campamentos porque no pueden seguir pagando sus alquileres fuera de esta zona. Sin embargo, desde septiembre, una clínica de salud móvil de UNRWA visita el campamento todos los miércoles para ofrecer servicios básicos.
Justo cuando se cumplen 10 años desde que comenzó el conflicto en Siria, el Papa ha querido llamar a la paz en el país, pidiendo a la comunidad internacional su colaboración para la reconstrucción y reconciliación de Siria. Por su parte, la Unión Europea ha expresado sus deseos por actuar como mediador del conflicto, en el cual ha responsabilizado al gobierno sirio de los daños humanos y materiales que ha causado, pidiendo al mismo que celebre elecciones libres.
Por otro lado, numerosas organizaciones sin ánimo de lucro continúan dando respuesta a la crisis de Siria, satisfaciendo necesidades inmediatas a corto y largo plazo. Así, por ejemplo, solo en 2020, gracias al trabajo de UNICEF, casi 900.000 niños recibieron inmunizaciones contra el sarampión; más de 400.000 niños tuvieron apoyo psicosocial; más de 3,7 millones de niños accedieron a la educación formal y no formal; y más de 5,4 millones de personas dispusieron de agua potable gracias a la mejora de los sistemas de suministro de agua.
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