El denominado ‘pasaporte verde’ del COVID genera polémica y desigualdades en Israel. Se alza la polémica en Israel con el llamado ‘pasaporte verde’ del COVID. La mitad de la población del país ya se encuentra inmunizada con la vacuna de Pfizer.
Israel ya va estabilizando la curva del COVID y ya se encuentra en la segunda fase de su tercera desescalada. En este contexto, el ‘pasaporte verde’ está generando polémicas pues solo la población inmunizada tiene mayor movilidad.
Benjamin Netanyahu, ministro israelí, fue el primero en recibir la vacuna contra la Covid-19.
Desde entonces, el país se ha sumado en una campaña de vacunación ágil y que procure la inmunización de todo el país a la mayor brevedad posible. Esto ha sido posible, en parte, al acuerdo llegado con la farmacéutica de convertir Israel en una especie de laboratorio sobre la efectividad de la vacuna. Esta medida arroja interesantes resultados. Y es que las hospitalizaciones en el país se han reducido en un 98,9% y el mismo porcentaje se ha dado para la prevención de muertes, tras la segunda dosis de la vacuna.
Es por ello que el plan de vacunación se extiende ya a todas las franjas de edad, para que los 9 millones de habitantes estén vacunados pronto. Pero el ritmo se ha ralentizado últimamente, pues parece que aún hay quien se resiste con cierta desconfianza a vacunarse. La polémica está servida. Pues para convencer a aquellos que no se quieren vacunar, el Gobierno está ofreciendo comida y bebida gratis como aliciente para vacunarse. Así lo ha organizado el ayuntamiento de Tel Aviv, quien colabora con cafés y restaurantes que proporcionan estos alimentos gratis.
Pero esta medida no es la única que está sembrando polémica e incluso ‘desigualdad’. Se trata del ‘pasaporte verde’ que identifica a los ciudadanos inmunizados. Estos tienen acceso a instalaciones y actividades restringidas para los no inmunizados. Pueden acceder a cines y gimnasios porque ya están vacunados. El documento se puede conseguir una semana después de la segunda dosis. La medida ha supuesto el descontento de muchos, pues consideran que es una desigualdad «tener que vacunarte, quieras o no, para poder acudir a algunos lugares», afirmaba una de las manifestantes contra el ‘pasaporte verde’.
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