El vaticano ha advertido a sus funcionarios que podrá despedir a sus funcionarios que no acepten la vacuna contra el Covid-19.
Con sentido de advertencia, el Vaticano ha dado a conocer su opinión con respecto a sus funcionarios que, rechacen la aplicación de la vacuna elaborada para combatir el Covid.
La decisión la han tomado tras manifestar que, quienes se nieguen a la inmunización, estarían poniendo en riesgo a toda la población y a la salud pública.
Siendo así, el presidente de la Comisión Pontificia del Estado de la Ciudad del Vaticano, el cardenal Giuseppe Bertello, quien firmó el decreto con las medidas de emergencia.
Mismo decreto que explicaba las consecuencias y sanciones económicas, para quienes no cumplieran con las normas vigentes; dentro de ellas la vacunación.
En primer lugar, el Vaticano inició su proceso de vacunación el mes pasado; inmunizando cerca de 800 residentes y más de 3.000 empleados y sus respectivas familias.
Para quienes no se apliquen la vacuna, existen las sanciones en el artículo 6 que hacen referencia a la ley del Vaticano de 2011. Ley que incluye también a los empleados que no se sometan a los exámenes médicos oficiales, poniendo fin a su relación laboral. Los turnos de vacuna iniciaron el pasado 13 de enero con 10.000 vacunas de la empresa farmacéutica Pfizer, dosis reservadas por la dirección sanitaria y de Higiene de la Ciudad del Vaticano.
«Creo que éticamente todo el mundo tiene que tener la vacuna. Es una opción de la ética porque protege la vida de la persona vacunada y del resto de la población», destacó el Papa Francisco, en una de sus entrevistas.
Tanto el papa Francisco, que tiene 84 años, como el pontífice emérito Benedicto XVI de 93 años, ya han recibido las dos vacunas contra el coronavirus, obteniendo la inmunidad. De hecho, el papa Francisco, en una entrevista antes de recibir la primera dosis había confirmado su vacunación en los primeros turnos, debido a su edad.
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