Al inicio de la pandemia del Covid, el Gobierno de Suecia fijó tres recomendaciones a la población, entre las que no se recomendaba el uso de mascarillas. Las autoridades alegaban que no existían evidencias científica para demostrar que el uso de mascarillas fuera efectivo contra el virus.
Dentro de la tres recomendaciones que se hacían, se incluía: lavarse las manos, mantener la distancia social y quedarse en casa si se estaba malo. Pero hasta el mes de diciembre del año pasado, el Gobierno advertía que llevar mascarilla era un riesgo.
En consecuencia, la localidad de Halmastard ha sido testigo de como una profesora obligaba a un alumno a quitarse la mascarilla en clase. De hecho, se prohibieron el uso de mascarillas en todas las escuelas, incluidas la totalidad de las variantes PPE, y para ello se remitieron a la Agencia de Salud Pública de Suecia. Dicha agencia mandaba el mensaje de los peligros de hacer un mal uso de las mascarillas. Directrices que tiempo después fueron retirada.
Cabe señalar, que si bien es cierto que las mascarillas no son infalibles, si existen evidencias científicas de que contribuyen a reducir la transmisión del Covid, especialmente en aquellas situaciones en las que no es posible mantener la distancia social como es el caso de los centros de enseñaza.
Finalmente las autoridades de Halmstad rectificaron, pero siguen existiendo muchas localidades del país, donde se están prohibiendo el uso de mascarillas. En la ciudad de Kungsbacka, se ha prohibido que los trabajadores de las bibliotecas las utilicen.
Estas ordenes por parte de las autoridades municipales de ambas localidades, son el resultado de nueve meses de constantes mensajes, donde el Gobierno Sueco se pronunciaba contrario al uso de las mascarillas.
En el mes de julio, Lena Hallegren, ministra de Sanidad, informó que su Gobierno no tenía cultura ni costumbre de tomar decisiones sobre productos como la mascarillas, por lo que en ningún caso desautorizaría a la Agencia de Salud Pública. Al mes siguiente, se indicó que la evidencias científicas en las que se sustentaba el uso de mascarillas eran ‘sorprendentemente débiles’, y que su uso, aunque en Europa ya estaba extendido, podría incluso aumentar la expansión del virus.
A partir de diciembre, el primer ministro, Stefan Lofven anunció el uso de mascarillas en el trasporte público. Se recomendó su uso entre 7 y 9 de la mañana, en el horario de 16:00 a18.00 de la tarde. Solo se recomendaba a los nacidos en 2004 y con anterioridad, a no ser que tuvieran asiento reservado en el medio de transporte.
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