La Unión Europeo, y más concretamente Alemania, hacen presión a Hungría y Polonia a levantar su veto al fondo de recuperación europeo.
«No es el momento de vetos, sino de actuar con rapidez y en espíritu de solidaridad. Este es un tema de responsabilidad conjunta», insistía el secretario de estado alemán, Michael Roth.
Desde la Unión Europea se hace presión a Hungría y Polonia pues el lunes 17 de noviembre establecieron un veto al fondo de recuperación y los presupuestos generales de la UE.
El paquete de ayudas asciende en el global a 1,8 billones de euros.
Ninguno de los países aceptan que se condicione el acceso a los fondos al respeto estricto del estado de derecho en los países miembros. El portavoz del gobierno de Hungría confirmó que Budapest votaría en contra del paquete. Al veto húngaro se ha unido Polonia por idéntico motivo.
Budapest y Varsovia mantienen el bloqueo diciendo que la cláusula que condiciona la transferencia de fondos al respeto del Estado de Derecho es «ideológica» e «intrusiva». La responsable de justicia húngara, Judit Varga, aseguraba que no quieren «vivir nunca más en un sistema político en el que uno puede ser sancionado por motivos ideológicos sin violar ninguna regla». El ministro polaco, Konrad Szymanski, apuntaba a una mayor precisión en la redacción, a una «falta de certeza legal» sobre el mecanismo.
El primer ministro esloveno, Janez Jansa, ha enviado una carta al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en la que reitera su apoyo a las tesis de Hungría y Polonia. Jansa dice en su carta que a su juicio «sólo un órgano judicial independiente puede decir qué es el Estado de derecho, no una mayoría política».
El veto a los presupuestos hace imposible el despliegue del fondo de recuperación de 750.000 millones de euros del que dependen las ayudas que espera, y que ya se contemplan en los Presupuestos generales de España.
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