El complejo sistema de voto y recuento estadounidense, la sombra de fraude alimentada por Trump y la esperanza de Biden suman en estos momentos a EE.UU. Si el republicano Donald Trump pierde, se prevé una batalla legal que podría durar meses, como cuando en el año 2000 se tardó un mes y medio en conocer el ganador.
El hasta ahora presidente ya ha amenazado con llevar los resultados al Tribunal Supremo.
Se sabía que la noche electoral en EE.UU sería la más polarizada y probablemente la más caótica de la historia reciente.
Trump se ha proclamado ganador antes de terminar de contar todos los votos, y Biden se mantiene esperanzado, pidiendo a los americanos que no pierdan la esperanza y prometiendo que se contará hasta el último voto.
El presidente, Donald Trump, ya ha afirmado que llevará los resultados al Tribunal Supremo si pierde. «Si el presidente cumple su amenaza de acudir a los tribunales para tratar de evitar el recuento adecuado de los votos, tenemos a nuestros equipos legales listos para desplegarse y resistir esa amenaza«, ha respondido a Trump la directora de la campaña de los demócratas. El republicano no ha prometido una salida pacífica de la Casa Blanca: «Vamos a tener que ver qué pasa. No habrá transferencia, francamente, habrá una continuación. Las papeletas están fuera de control». Su oponente, ha asegurado que en caso de que gane, está convencido de que el ejército «lo escoltará fuera de la Casa Blanca ipso facto«.
El desafío legal podría alargar la incertidumbre del resultado, que podría desembocar en una crisis constitucional. Las autoridades estatales tienen hasta el 8 de diciembre para resolver controversias. En el año 2000, Estados Unidos tardó un mes y medio en proclamar finalmente a George W. Bush como ganador. El Supremo de EE.UU tiene una mayoría conservadora. El candidato necesita 270 escaños para que se le conceda la mayoría. A las 10:30 de hoy, Biden tiene 238 y Trump 213: 67.675.969 votos para los demócratas y 65.779.974 para los republicanos.
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