Jair Bolsonaro ha admitido que la vacuna contra el coronavirus no será obligatoria en Brasil. Unas declaraciones que sirven para zanjar la polémica en torno a la administración de una hipotética cura.
Desde hace meses todos los países parecen competir por aprovisionarse con el mayor número de vacunas efectivas contra el coronavirus.
La mayoría de países han previsto imponerlas obligatoriamente a la parte de la población que son de riesgo.
Éste no es el caso de Brasil. El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha admitido públicamente que la vacuna contra el coronavirus no será obligatoria en su territorio.
Unas afirmaciones que sirven para reafirmar lo que admitió el ministro de Salud, Eduardo Pazuello.
«El Ministro de Salud dijo que esta vacuna no será obligatoria, punto» afirmó tajantemente el presidente de Brasil. Jair Bolsonaro ha explicado que «debe haber pruebas científicas». Además, ha añadido que «el país que está ofreciendo esta vacuna debe vacunar masivamente a los suyos y luego ofrecerla a otros paises».
Estas declaraciones chocan con afirmaciones suyas en el pasado. Jair Bolsonaro promovía durante el confinamiento el uso de la cloroquina, un fármaco cuya efectividad contra el coronavirus no está demostrada.
El propio presidente brasileño ha admitido que «tiene que ser aprobada por el Ministerio de Salud y validada por AVINSA, para después ofrecerla en todo el país, gratis, obviamente».
En sus declaraciones, Bolsonaro ha mostrado su discrepancia con el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, que está trabajando con la farmacéutica china Sinovac en una vacuna. Le replica que está provocando «terror en la opinión pública», defendiendo que «la mitad de la población no quiere recibir la vacuna».
Brasil es el segundo país con más fallecidos de coronavirus en el mundo. Más de 154.000 muertos y con más de 15.000 contagios en las últimas 24 horas. Unos datos que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no ve alarmantes para imponer la obligatoriedad de la vacuna.
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