El tribunal del Vaticano procesará por primera vez a un sacerdote y al rector del preseminario por encubrimiento y abusos sexuales.
Este miércoles, 14 de octubre, se ha iniciado por parte del tribunal de la Santa Sede el primer juicio de toda su historia en relación a los abusos sexuales llevados a cabo en en interior del propio Vaticano. En concreto, se juzgará a dos sacerdotes del preseminario San Pío X.
Los abusos sexuales cometidos en el Vaticano
En el banquillo se sientan un rector de la institución, que supuestamente hizo la vista gorda y era conocedor de los hechos. El otro era seminarista y supuestamente abusó de manera reiterada de uno de sus compañeros.
La primera audiencia presidida por el magistrado Giuseppe Pignatone, experto en fichaje y mafia. Fue bastante breve, ya que solo duró ocho minutos, pero sentó las bases de las vistas que le sucederán. En ella se presentaron a las partes inculpadas en el juicio y se leyeron las acusaciones correspondientes.
Gabriele Martinelli, de 28 años, fue el primer acusado. Se le atribuye el haber usado su autoridad como coordinador de los seminaristas del preseminario entre los años 2007 y 2012, cometiendo abusos sexuales de la víctima, cuyas iniciales son L.G.
Se le acusa también de llevar a cabo amenazas y usar la violencia. Según se ha expuesto en el juicio, el señor Martinelli obligó a su víctima a;
“soportar relaciones carnales, actos de sodomía, masturbación de él y del propio joven en diversos momentos y lugares dentro del Estado de la Ciudad del Vaticano”.
Cabe resaltar que tanto la víctima como el agresor eran menores de edad en la época en la que se sucedieron los hechos.
El segundo acusado, Enrico Radice, tiene 71 años, se le sienta en el banquillo por permitir y facilitar que Martinelli pudiera librarse de las investigaciones que recaían sobre él, cuando le empezaron a llover las denuncias. Este cura llegó a defenderlo ante el obispo de la diócesis, que le ordenó sacerdote en 2017, la de Como (norte), Diego Attilio Coletti, y aseguraba que las denuncias respondían a una persecución.
Alegando en 2018 ante los fiscales, que él no era conocedor de los actos «homosexuales» y “libidinosos” que se llevaban a cabo en dicho preseminario.
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