El pasado martes, 18 de agosto de 2020, un grupo de militares protagonizó un golpe de estado en Bamako, capital de Mali. La agrupación de miembros de las fuerzas armas, que aún no han sido identificados, detuvieron al presidente del país, Ibrahim Boubar Keita, y al primer ministro, Boubou Cissé.
Horas antes, los militares habían protagonizado un motín en la base militar de Kati, localizada a 15 kilómetros de la capital.
“Les podemos decir que el presidente y el primer ministro están bajo nuestro control”, confirmó uno de los jefes del grupo de militares a la agencia de noticias AFP, afirmando los rumores que saltaron en la prensa internacional sobre un posible golpe de estado en Mali.
No ha habido derramamiento de sangre durante el evento.
Desde hacía unos días, circulaban rumores en las redes de que algunos miembros de las fuerzas armadas se estaban amotinando y que habían detenido a algunos ministros del actual “Gobierno de excepción”, vigente desde el pasado 27 de julio, y a otros cargos públicos. No obstante, ninguna fuente oficial había confirmado nada al respecto.
Los militares tomaron las armas durante la mañana del martes y, acto seguido, detuvieron a algunos altos oficiales. La maniobra fue celebrada por miles de opositores del Gobierno de Cissé, que salieron a la calle a aplaudir a los soldados a su llegada a Bamako. Un grupo de personas incendió un edificio perteneciente al Ministerio de Justicia.
Horas antes de su detención, el primer ministro Boubou Cissé lanzó un comunicado en el que invitaba a los sublevados a poner fin a las acciones y en el que afirmaba que “no hay ningún problema cuya solución no se pueda encontrar a través del diálogo”. Actualmente, tanto el primer ministro como el presidente el país, Boubar Keita, están bajo custodia de los militares en la base de Kati.
Tras el golpe de Estado, el presidente del país ha dimitido y se ha disuelto el parlamento. Los militares han prometido que se celebrarán elecciones democráticas, aunque no han especificado cuando.
El país africano vive una crisis política desde hace unas semanas. Manifestaciones multitudinarias piden la dimisión del presidente Keita, que lleva en el cargo desde 2013, un año después de que se condujese un golpe militar en el país. Algunas de estas protestas de la oposición han acabado en violentos disturbios con las fuerzas del orden público.
La Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (CEDEAO) medió en el conflicto político del país y convocó una cubre “ad hoc” el pasado 27 de julio con el fin de poner una solución a la situación. Sin embargo, al no incluir la dimisión del presidente entre sus medidas, no fue capaz de reducir la inestabilidad.
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