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Inmunidad de rebaño: la peligrosa reacción de Suecia al Coronavirus

Sus autoridades mantienen su estrategia de evitar medidas extremas de confinamiento pese a liderar las tasas de muertes en Europa.

Suecia Coronavirus
Suecia Coronavirus

El primer ministro de Suecia, Stefan Löfven, define su inusual estrategia como un maratón. Mantiene el país abierto con medidas restrictivas suaves que planean mantener en el tiempo, poniendo más peso en la responsabilidad individual de cada ciudadano contra el Coronavirus.

Si bien el número de muertes diarias (3.831) es mucho menor que otros países europeos como Reino Unido (35.704), Italia (32.330), Francia (28.132) o España (27.888), es considerablemente mayor que sus vecinos nórdicos, como Noruega (234), Finlandia (304) o Dinamarca (554).

Esto se debe a que el país ha afrontado la pandemia de Coronavirus con una estrategia opuesta a la mayoría de países en la que, supuestamente, el virus se extiende de forma lenta entre la población dejando que el sistema sanitario asuma las emergencias sin sufrir un colapso y que al mismo tiempo genere inmunidad en la población.

Coronavirus, la peligrosa reacción de Suecia

El epidemiólogo detrás del plan de acción sueco es Angeld Tegnell, quien insiste en que el objetivo es dejar que la mayoría de la población se contagie del virus para crear sus propias defensas, una forma de lugar contra el virus a largo plazo. Define esta estrategia como “inmunidad del rebaño”, y sostiene que el Covid-19 evolucionará de una forma muy marcada: “Alcanzará el 60% de la población y luego descenderá rápidamente”.

Afirma que es un plan de baja escala, pero mucho más sustentable a largo plazo. Y es que la bajísima densidad de población, la alta tasa de personas que viven solas y el bajo nivel de enfermedades que generan debilidad al virus como la diabetes o la obesidad hacen que el país cuente con unas condiciones óptimas para sobrellevar esta nueva normalidad con naturalidad.

Uno de los demógrafos que aconseja al Gobierno sueco, Martin Kolk, afirma que desde el principio han querido evitar un confinamiento total. “Una vez cierras el país, es difícil salir del confinamiento. ¿Cómo lo haces? ¿Cuándo?”, se pregunta el propio Tegnell mientras los demás países nórdicos se acercan poco a poco al nuevo modo de vida sueco: bares y restaurantes a mitad de aforo y leves restricciones y clases a través de pantallas protectoras, por ejemplo. Países como Noruega, Finlandia y Dinamarca continúan en la cabeza europea de la desescalada, pero mantendrán sus fronteras cerradas.

Tegnell se muestra preocupado, ya que cree que el cierre de fronteras es uno de los “signos de la desglobalización”, pero confía en que será una medida pasajera y que las fronteras abrirán en cuestión de semanas o meses como ya lo han hecho Estonia, Letonia y Lituania, creando la llamada “burbuja báltica” de tránsito. Pese a que la estrategia sueca ha mantenido un decrecimiento del 0,3% frente al 3,8% de la eurozona, se calcula que el paro rozará el 10% al llegar al final del año, ya que 1,5 millones de empleos dependen de las exportaciones, donde Suecia encuentra las puertas cerradas.

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