El tercer ‘impeachment’ de la historia política de Estados Unidos termina con la absolución de Donald Trump. Ayer el Senado absolvió al presidente acusado de abuso de poder y de obstrucción al Congreso, después del escándalo de presiones a Ucrania en busca de su beneficio electoral.
La Cámara alta rechazó ambas acusaciones, los únicos en contra fueron los demócratas.
El proceso de destitución fue el juicio más corto y menos garantista de la historia: solo 16 días, ningún testigo o documento.
Los conservadores bloquearan todas las comparecencias después de que el proceso se trasladara al Senado. Las únicas evidencias fueron 28.000 páginas sobre los testimonios de 17 diplomáticos y altos cargos de la seguridad nacional. No sirvieron para nada: el Senado absolvió al presidente.
La condena y destitución del presidente requieren el apoyo de dos tercios del Senado, 67 de los 100 senadores. La mayoría de los republicanos apoyaron a su líder, con 53 votos a su favor. La única excepción fue el senador de Utah y candidato presidencial en 2012, Mitt Romney, siempre muy crítico con Trump. El político mormón votó a favor de su destitución acusándolo de ser culpable de abuso de la confianza pública. De esta manera se convirtió en el primer senador de la historia en votar a favor del ‘impeachment’ de un presidente de su propio partido.
Tensiones también con Nancy Pelosi durante el juicio político. El presidente rechazó darle la mano y la presidenta demócrata de la Cámara Baja, que puso en marcha el ‘impeachment’, se vengó destrozando su copia del discurso de Trump. En su intervención el presidente presentó básicamente el caso para defender su reelección. En apoyo a su tesis subrayó la buena situación de la economía estadounidense, la desregulación, la firma del nuevo tratado de libre comercio con México y Canadá y la tregua en la guerra comercial con China.
Trump no pierde tiempo, inmediatamente exultó en Twitter burlándose de la oposición y avisando de que se quedará en la Casa Blanca ‘4Ever’, es decir «para siempre». Obviamente el presidente cargó también contra Mitt Romney: «Si hubiera dedicado la misma energía e ira para derrotar a Barack Obama, habría ganado las elecciones».
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