Isabel Pantoja continua sin saldar una serie de deudas con la Agencia Tributaria, por las que tiene embargada la finca de Cantora.
Isabel Pantoja tiene la parte que le corresponde de Cantora embargada, una finca en la que hasta hace poco había permanecido encerrada y aislada del mundo debido a la guerra que mantenía con su hijo, por la herencia de Paquirri.
Isabel Pantoja ¡embargada!
La deuda recae sobre el 52,4% de Cantora, es decir, la parte que está a su nombre y que le dejó en herencia su marido. Dicha deuda la debe tanto a los bancos como a Hacienda y asciende a 2,8 millones de euros.
Según las informaciones, la cantante estaría más cerca que nunca de perder su finca, la cual comparte con su hermano Agustín, quien es dueño de la parte restante. Ambos han vivido siempre juntos en ella, al lado de su madre doña Ana.
Según la revista que ha desvelado la noticia, Cantora estaría muy próxima a salir en subasta.
Isabel Pantoja tiene embargada Cantora
De producirse el embargo de la propiedad, uno de los perjudicados sería Kiko Rivera, ya que perdería todos los bienes que su padre le dejó y que hasta ahora han sido administrados por su madre. Hace poco el DJ contó en ‘Sábado Deluxe’ que le había perdonado a la tonadillera la deuda económica que tenía con él, además no descartó que se produjera un acercamiento con ella: «En estas fechas pueden pasar cualquier cosa».
Otras deudas
Hace unos días, una antigua amiga de Isabel, Loli Pozo, entró por teléfono en ‘Sálvame’. Se trataba de su quiosquera que le reclamaba 76.000 euros, una cifra de la que ya habló hace tiempo, pero que ha querido volver a recordar ante la audiencia.
Al parecer, Loli le prestó esa cantidad de dinero mientras estaba abierto el famoso ‘caso Malaya’. Un favor para que la cantante saldara algunas de sus deudas. «Me debe 76.000 euros. Hubo un acto de conciliación y ni se presentó», aseguró.
Según cuenta el dinero se peleó en los juzgados, pero si algo le duele es todos los años durante los cuales fueron amigas, ya que se siente traicionada y decepcionada de ella. «Yo era de su familia. Teníamos más de 45 años de amistad. Una tarde allí en Cantora me pidió el dinero. Yo con todo mi corazón se lo presté y hasta hoy. Ella nunca ha sido así. No sé quién la ha vuelto así, no lo puedo asegurar. Yo le mandé un burofax que tampoco respondió. Por las buenas hice un acto de conciliación», relató.
