El pasado 12 de noviembre se estrenó el documental ‘El principito es Omar Montes’, donde el cantante ha narrado diversos aspectos hasta ahora desconocidos por todos sus fans, como los múltiples delitos que ha cometido.
El cantante de Trap se dio a conocer siendo pareja de Isa P y concursando en ‘GH VIP6’ donde aconsejó Asraf Beno que intimara con Miriam Saavedra, mientras esta estaba borracha. «Túmbate con ella, gilipollas. Que ella quiere… Qué tonto eres.
¿No te gustan las chicas, o qué, hermano? Te está diciendo que la vas a…», dijo.
Un comentario que se entendió en las redes sociales como una clara incitación a cometer un abuso sexual. Algo que no le gusta que le recuerden a día de hoy siendo capaz de cortar entrevistas si algún periodista se lo menciona como ocurrió recientemente con ‘Vertele’.
A pesar de ello, Omar ha sabido mantener el asunto apartado con el blindaje de su discográfica Universal Music. Y a nivel profesional no para de cosechar éxitos, por lo que Mediaset apostó por él para grabar un documental hablando de su vida, el cual actualmente se puede ver en Amazon Prime Vídeo.
En él habla de cómo fueron sus inicios en el mundo de la música, sus orígenes humildes y cómo es su vida ahora que es famoso en España
El barrio donde creció y el ambiente en el que se movía, le llevaron a cometer numerosos delitos: «Crecí en un barrio complicado, humilde y no es fácil criarte en un barrio así«, donde «con un mal paso puedes quedar enganchado, en una banda robando o muerto», revela.
Montes cuenta también cómo conseguía sobrevivir en aquella época: «Había tres o cuatro formas de buscarse la vida: la primera, irte con los mayores, ponerte a vigilar mientras ellos roban y cuando viene la policía decir agua'».
«La segunda, íbamos al parque de las gradas y a lo mejor había un grupo de chavales pijitos y decíamos ‘ay, qué bien estás escuchando música, qué iPod tan bonito’, y se lo quitábamos«.
«Número tres: trapicheos. A los chavales del barrio les gustaba fumar porros. Cogíamos pastillas de Avecrem, las partíamos y se las vendíamos a los muchachos«.
A pesar de ello, deja claro que ese tipo de fechorías las hacía «por necesidad». «Cosillas que no iban a trascender» y con las que se compraban el abono o sacaban para ir a comer a algún burger.
Pero la cosa no se queda ahí, ya que según cuenta su productor y amigo Moncho Chavea, hubo otro momento en el que se saltó la ley: «Omar y yo teníamos una maqueta hecha y decidimos llevarla a una discográfica muy famosa. Fuimos con un coche sin seguro que teníamos, por el Paseo de la Castellana«.
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