Este pasado domingo, Beatriz Montañez volvió a ser entrevistada por la Cadena SER, y desveló las consecuencias negativas que le tocó vivir tras salir del anonimato y volver a la vida pública con la publicación de su libro «Niadela».
El libro fue publicado en la primavera de este año, y Beatriz ha desvelado que ello le acarreó sentirse controlada, vigilada e incluso acosada en ciertos momentos.
«Ha sido muy frustrante sentirme vigilada en mi propia casa, y por primera vez en cinco años; donde no he sentido miedo de la naturaleza, sí lo he sentido con las personas que me observaban y me vigilaban, y se convertían en intrusos dentro de mi propio hogar».
«A aquellos que tengan la intención o que estén buscando Niadela, o que quieran venir, que no lo hagan».
La ex presentadora ha querido lanzar un mensaje muy claro y directo a esa gente: «Que respeten mi decisión«. Además, ha confesado que también fue objeto de vejaciones e insultos:
«Creo que antes de criticar y antes de insultar, y antes de dar una opinión que parte única y exclusivamente de la corta visión humana , creo que hay que salir de uno mismo para entender las decisiones que toma el otro».
Montañez ha contado que no estaba en su mente la idea de que el libro tuviera una gran promoción:
«Yo prefería que el libro saliera, hacer una entrevista con un único medio para que el libro efectivamente fuera conocido y la gente conociera mi historia y la decisión tan maravillosa y las consecuencias que iba a tener maravillosas que también ha tenido en mí».
Ya que al final el estar presente en los medios después de tanto tiempo de ausencia, aislada del foco mediático y viviendo en una casa en el campo, sin agua caliente ni luz. Y contarlo a través de la radio ha generado que: «Hubo gente que me insultó, me han dicho que estoy loca, que seguramente esté enferma mental, que tenga una seria depresión».
Fue en 2011 cuando Beatriz decidió dejar la televisión tras años trabajando en «El Intermedio» y tras su participación en «Hable con ellas» de Telecinco. A partir de entonces decidió irse a una casa en mitad del bosque donde cada 25 días sale a hacer la compra del mes, y cada cinco o seis meses se escapa a la ciudad. Según ella misma narró: «La soledad es, ha sido y será para mí la mejor amiga que he tenido nunca«.
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