Aunque Isabel Pantoja nunca quiso vender Cantora, ha cambiado de opinión y lleva tiempo escuchando ofertas de empresarios.
Desde la polémica que desató Kiko Rivera sobre la herencia de su padre ,Paquirri. Isabel Pantoja vive recluida en Cantora en compañía de su hermano Agustín y su madre Doña Ana, desde donde ha decidido poner a la venta la gran finca y escuchar ofertas de diferentes empresarios.
Isabel Pantoja: escucha ofertas de Cantora
Lo que antes parecía algo imposible, ahora es un hecho. Isabel está dispuesta a vender Cantora, interés que comparte con su hijo, aunque lleven meses enfrentados y sin cruzar ni una palabra.
La cantante ha empezado a juntar todos los documentos necesarios, y está cogiendo llamadas de diversos empresarios que proceden de varias partes de España , y que están interesados en adquirir la gran propiedad.
En concreto un empresario murciano le ha hecho saber que; «Quiere convertir la finca en campos solares», de hecho le habría ofrecido a Isabel Pantoja quedarse en Cantora durante un tiempo, para que pueda cuidar a su madre.
Otro empresario sevillano, también está interesado en comprarla pero para mantener las actividades a las que se dedica actualmente la finca, sin hacer cambios.
Uno de los puntos a destacar que esconde Cantora, son los realquileres que tiene. Por ello, los empresarios que se interesan por su compra, quieren primero revisar todos los contratos y documentos que existen sobre ella, para después negociar.
Otra de las razones que ha impulsado a Isabel a poner en venta todas sus propiedades, incluyendo Cantora. Son las deudas económicas que arrastra desde hace tiempo con Hacienda.
Kiko Rivera quiere vender su parte
Desde que se inició la guerra mediática entre Kiko Rivera e Isabel, el interés del DJ ha cambiado. Por ese motivo, está dispuesto a vender la parte de Cantora que le corresponde como herencia de su padre. En concreto el 47,60% , y ha puesto en manos de sus abogados la venta y la aprobación de la decisión de su madre.
En su última entrevista en Sálvame Deluxe, Kiko ya contó que hacía tiempo estaba recibiendo mensajes y llamadas de mucha gente que estaba dispuesta a hacerle ofertas para comprar la finca, en las que él estaba totalmente interesado.
«Si todo sale como debe, igual tiene un inquilino tomando café con ella» advirtió a su madre.