Quique San Francisco quien tiene 65 años y ha sido ingresado por neumonía.
Se desconoce si la neumonía bilateral que padece fue causada por el Covid-19 o es cuestión de un problema pulmonar grave para Quique San Francisco quien tiene 65 años y está ingresado en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid desde hace más de 15 días.
Quique San Francisco ingresado
El mes pasado, el 12 de enero el actor tuvo que suspender la función teatral que estaba llevando a cabo tras este padecimiento. Por ello, la obra «La penúltima» tuvo que cerrar el telón y no se sabe hasta cuándo.
Estas funciones iba a ser protagonizadas por Quique San Francisco en el aula de cultura del municipio de Getxo (Bizkaia) y los organizadores tras la cancelación lo excusaron «por motivos de salud».
Francisco ha contado con una larga carrera artística. Sus primeros pasos fueron tan solo a los 6 años de edad y hasta ahora se contabilizan 70 películas y 40 obras de teatro. Además, es un ícono de referencia en sus monólogos de humor.
No es la primera vez que se topa con un punto difÍcil en su salud. En 2002, un accidente automovilístico casi le quitó la vida. Ahora, se encuentra luchando con tras esta neumonía bilateral desde hace más de 20 días. Por fortuna, no se le ha podido determinar si el padecimiento en sus pulmones son a través del Covid-19 o algunas de sus varIantes.
Sin embargo, dado los días y las complicaciones. Al parecer sigue sin evolucionar. Por lo cual su estado clínico sigue siendo alarmante.
Por otro lado, Quique fue uno de los pioneros en cuanto a los monólogos de humor en el Club de la Comedia y eso es otra estrella que le hace destacar frente a la oscura sombra de lo que sufren sus órganos pulmonares tras la neumonía.
En una entrevista que ofreció a El País. En referencia a sus inicios como humorista. Quique San Francisco señaló al respecto «me llamaron para hacer el programa piloto de El Club de la Comedia y funcionó. Me convertí en un referente de los monólogos de humor”.
En cuanto a su crianza. San Francisco se crió con su madre y señaló con agradecimiento que: “era mi único mando, no obedecía a nadie más. Ella es quien me ha hecho mínimamente culto a base de obligarme a leer libros, un hecho que marca la diferencia porque quien no lee tiene carencias”.
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