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30 mayo, 2020 7:25 pm

Crítica: Origen, la película de nuestros sueños

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Estamos en la cola del cine, el 6 de Agosto, en plena realidad.
Giramos nuestra peonza para ver cómo cae del lado derecho, asegurándonos de que estamos conscientes.
Sabemos lo que vamos a ver: Origen, la nueva película de Christopher Nolan con Leonardo DiCaprio y que trata de “algo relacionado con los sueños”.

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Lo que uno no puede imaginar es a la complejidad argumental a la que puede llegar semejante premisa.
Ojo, no estamos diciendo que Origen sea incomprensible: Es sencilla de entender, pero obliga a tener los cinco sentidos alerta y fijados en el filme.

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Nos sentamos en la butaca, mientras miramos la pantalla vacía.
Pantalla que durante las siguientes dos horas y media se va a llenar de tramas imposibles, rocambolescos giros de guión y una película que acierta a la hora de tomarse muy en serio a sí misma pero que quizá resulta demasiado pretenciosa y liante para lo que quiere contar.
Pero de momento no sabemos nada de eso.
La pantalla está en blanco.
Cerramos los ojos.
Primer sueño.
Leonardo DiCaprio borda un papel en el que interpreta a un hombre que entra en los sueños de la gente para robar información de la mente y que esta vez debe hacer algo que supuestamente no se ha hecho nunca: Meter información.
Es mucho más complicado, infinitamente más complejo y necesitarán crear una estrategia tan fiable como irrompible.
El punto de partida se ha creado, es claro, conciso y, sobre todo, atrayente.
Cerramos los ojos.
Imagenes de Origen de Christopher NolanSegundo sueño.
Una ciudad que se pliega sobre sí misma, disparos en el ártico, el Limbo, una canción de Edith Piaf, un espejo que se rompe, una cafetería que explota, una furgoneta cayendo al mar, unos niños a los que no podemos ver la cara.
Origen es una película de imágenes, de momentos, en el que cada plano quiere significar algo, en el que nada es dejado al azar, de la que se pueden sacar tantas imágenes icónicas como escenas tiene.
La peonza gira sin parar.
Cerramos los ojos.
Tercer sueño.
Todos los actores son dignos de aplauso, desde un estupendo Leonardo DiCaprio hasta una funcional Ellen Page (quizá lo peor de la función), pero nadie más digno de una reverencia que Nolan, que ha ampliado y mejorado la fórmula de El Caballero Oscuro (una hora de tranquilidad, otra media de planteamiento y una última hora explosiva) para convertirse en, sin duda, el mejor director de cine de la actualidad o, al menos, el que mejor cuenta lo que quiere contar usando los efectos especiales en favor de la historia y no al contrario.
Cerramos los ojos una vez más.
Cuarto sueño.
Escuchamos música de fondo.
Queda poco para tener que irnos despertando.
Origen es una película mucho menos compleja de lo que puede parecer a primera vista: Es un filme cíclico, contado de manera original y que nos hace disfrutar del viaje de principio a fin, pero especialmente con un tercer acto que contiene las mejores escenas que hemos visto en un cine en los últimos años.
Espectacular, conscientemente genial y repleto de adrenalina, pero no exento de mensaje: Así es Origen.
Algo explota a nuestro alrededor.
Primera patada.
Pero pronto nos damos cuenta de que no es oro todo lo que reluce, y de que Origen no es perfecta, ni mucho menos, y es precisamente la autoconsciencia de la que hablábamos antes uno de sus puntos más negativos.
Por momentos, la película sabe que puede ser difícil de comprender para las mentes no adentradas en la ciencia ficción, y se explica demasiado.
El argumento es contado una y otra vez en su primera hora, y llega a resultar molesto.
Cierto es que hay excusas para explicar lo que ocurre, pero en el fondo se cuenta lo mismo una y otra vez sin que la película avance gran cosa en todo el primer acto.
Nos tiramos por un barranco.
Segunda patada.
Una vez pasado el escollo del primer acto, todo se vuelve resplandeciente y muy entretenido: Hay trampas de guión, hay momentos filmados exclusivamente para extrañar a la audiencia y por momentos, el espectador más crítico puede sentir que la película le está negando el derecho a saber lo que realmente ocurre, pero forma parte de la magia de un filme que funciona en el mismo momento en el que consigues entrar en la película.
Esto puede ser en el minuto uno o en el cien.
Hasta que esto ocurre, será “una película más”.
Nos disparan.
Tercera patada.
Origen tiene el mismo problema que para muchos de nosotros tuvo El Caballero Oscuro: Un alargamiento innecesario del principio para dejar paso a un final repleto de acción y respuestas, que es lo que la gente quiere, acompañado en esta ocasión por un último plano brutal y sin concesiones al espectador.
Si solo nos fijáramos en el momento álgido del filme, la película sería una obra maestra, pero tristemente dista mucho de serlo.
Nos damos de bruces con la realidad.
Cuarta patada.
Nos despertamos en el cine, con los títulos de crédito apareciendo.
No nos cabe duda de que hemos visto una de las películas del año, un filme que, pese a sus defectos, es una película imprescindible y que hay que ver, la guía de cómo deberían ser las películas de acción y ciencia ficción.
En este sentido se nos asemeja a Matrix, aunque Origen es visiblemente más profunda.
Lo nuevo de Nolan ha cambiado las bases del género y ha creado todo un nuevo universo en tan solo dos horas y media.
Esperemos que no lo fastidien con innecesarias secuelas.
Caminamos a casa, pensando en qué nota ponerle a la película.
Y es que no es fácil poner una nota a Origen: Por un lado, es una película atrayente, interesante y que no trata al espectador como idiota (excepto a ratos, en el primer acto), con un final que demuestra que esa tontería del 3D no puede competir contra una película espectacular de verdad.
Pero por otro, es un filme innecesariamente alargado, algo pretencioso y pedante en ocasiones, que redunda una y otra vez en lo mismo y con giros de guión muy tramposos.
Claro está, poco de esto importa cuando uno se da cuenta de que ha visto una película original, diferente, un intento de Nolan por crear historias no basadas en nada y demostrar que aún se puede innovar en el mundo del cine.
Llegamos a casa y giramos la peonza.
Se para pronto.
Sí, esta película existe: Seguimos en el mundo real.
Ahora solo falta ver con qué nos sorprende Nolan después de Batman 3.
Aquí estaremos esperándolo como agua de mayo.
Hacía falta un director así.
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