No puedo decir que Watchmen fuera precisamente lo que esperaba.
Más bien al contrario.
Zack Snyder no supo darle a la película el toque que necesitaba para adaptar de manera perfecta uno de los mejores cómics de todos los tiempos (y esto sí que no admite discusión alguna).
O quizá lo que le pesó fueron los intentos de adaptación anteriores que se intentaron hacer, desde Terry Gilliam hasta Paul Greengrass, que fueron estudiadas por el director y de las que fue quedándose con un poco de cada hasta hacer ese parche gigantesco que fue Watchmen.
Ahora tenemos acceso a una de las curiosidades mejor guardadas de los archivos del Hollywood moderno: Los bocetos del Watchmen de Paul Greengrass antes de dejar el filme para irse a hacer El Ultimatum de Bourne.
De hecho, la idea de Greengrass era infinitamente más rompedora que cualquiera que pueda dirigir Snyder.
Para empezar, la idea era rodarla en clave de semi-documental, mezclando la trama con telediarios, de la manera más real posible.
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Claro, eso habría sido un fracaso en el circuito comercial… pero mucho más interesante.
Esta versión de la adaptación estuvo a punto de rodarse pero, por motivos financieros (o sea, “esto no es suficientemente comercial”), salieron del trato.
Y es toda una pena, porque ya se habían empezado a hacer efectos con el doctor Manhattan y otro tipo de cosas.
Mientras esperamos inutilmente a que una nueva versión que haga justicia al cómic original se ruede, podemos disfrutar con lo que pudo haber sido… y no fue.
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