Y por fin, tras veinticuatro horas en San Sebastián Julia Roberts brilló a la altura que se esperaba de ella cuando recibió el Premio Donostia a manos de Javier Bardem, su compañero de reparto en la muy criticada Come Reza Ama.
La actriz de Pretty Woman había llegado de la mano de Bardem, el actor Richard Jenkins y el director Ryan Murphy el domingo por la noche, pasando rápidamente por la entrada del hotel María Cristina y protagonizando ya el lunes por la mañana una rueda de prensa un tanto insulsa (aunque más por las preguntas de los periodistas que por las respuestas de los actores protagonistas).
Afortunadamente todo cambió en su camino al Kursaal, escenario histórico donde han sucedido todas las grandes noches de la historia de la muestra.
Los autógrafos, fotos y hasta abrazos que habían brillado por su ausencia hasta el momento aparecieron en la alfombra negra (ejem) del Festival.
Justo a tiempo.
Como las grandes estrellas.
No hay que olvidar que, pese a que el festival puede no estar pasando por su mejor momento, el Premio Donostia ha ido a parar a grandes leyendas de la historia del cine: Bette Davis, Robert De Niro, Gregory Peck, Meryl Streep, Woody Allen, Al Pacino o Francis Ford Coppola son sólo algunos de los cuarenta y cinco receptores de tal galardón.
¿Está Julia Roberts a la altura de tal reconocimiento? Yo diría que sí: es una gran estrella y una actriz excepcional (como reconocía hoy mismo Carlos Boyero en las páginas del país), pero su carrera deja mucho de desear en cuanto a la presencia de grandes títulos.
Ojalá este reconocimiento y el fracaso crítico de Come Reza Ama sirva a Roberts para considerar proyectos más arriesgados.
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