Quedáis avisados: aquí no vais a leer una crítica destrozando Come Reza Ama , el vehículo que ha traído a Julia Roberts y Javier Bardem a San Sebastián en la visita más esperada y glamourosa del festival.
Este artículo, más que una crítica es una reflexión sobre la película en general y la carrera de Julia Roberts en particular.
Una cosa está clara: la segunda película como director de Ryan Murphy no es buena y no digo ya buena-festivalera, si no buena a nivel Julia Roberts.
Y lo dice alguien que cree que es una de las grandes, a pesar de que ella insista en seguir haciendo casi siempre el mismo registro que la convirtió en la novia de América.
La actriz ya ha conseguido lo que quería: ser la mayor estrella femenina de Hollywood de las últimas décadas, la única capaz de liderar un proyecto sin importar quién está a su lado, la primera en ganar 20 millones dólares por película y una intérprete que ha conseguido algo que ya querrían para sí mismos otras superestrellas como Harrison Ford, Tom Cruise o Brad Pitt: ganar un Oscar.
Por eso Julia Roberts necesita reinventarse de una vez por todas, a pesar de que sea difícil: después de todo, la mayoría de los fans de la Roberts quieren ver eso, a la Roberts.
No a Nicole Kidman.
Pese a todo, la actriz lo ha intentado en los últimos años con resultados irregulares: Closer sería el mejor ejemplo de lo que salió bien; Full Frontal) lo sería de las ínfulas mal entendidas de Steven Soderbergh), pero la actriz siempre ha acabado volviendo a su zona de seguridad, que es ni más ni menos que un papel como el de Come Reza Ama.
Entiendo que quiera volver con grandes titulares y un éxito comercial después de estar varios años alejada por su maternidad, pero Come Reza Ama comete el mayor delito inimaginable en una producción de estas características: llega a aburrir.
Riesgos de meterte en un proyecto de episodios claramente diferenciados e irregulares (Italia sería comer, India rezar y Bali amar) que te llevan la película hasta unos exagerados 140 minutos de duración.
Ni siquiera las presencias de Javier Bardem y Richard Jenkins ayudan porque sus papeles no dan para mucho.
El film, rechazado básicamente por las audiencias masculinas, puede suponer un reto demasiado grande para un espectador que se niegue a aplaudir y entender un personaje principal que, tras rechazar a dos hombres que la quieren, se va de viaje un año por el mundo para intentar recuperar el orden en su vida.
Si eres el protagonista de tal historia debe ser genial, si eres el espectador… no tanto.
En definitiva: Come Reza Ama no es tan mala y será disfrutada, más o menos, por los fanáticos de Julia Roberts y del best seller original.
Pero eso es todo.
Los demás será mejor que se alejen: la espectacular fotografía y dirección artística y el notable trabajo de un excelente grupo de actores no será suficiente.
Ni de lejos.
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