No se puede decir que la carrera de Paul W.
S.
Anderson haya sido un dechado de virtudes, pero al menos siempre suele entretener.
Alien vs Predator, Horizonte Final o Mortal Kombat son algunas de las películas más visibles que ha realizado, pero si por alguna le recordaremos todos siempre, será por Resident Evil.
Ahora, ocho años después, ha vuelto a la saga para continuar con su cuarto capítulo, Resident Evil: Ultratumba.
¿Habrá mejorado o la habrá hundido en el fango? La respuesta, solemne y sencilla: Anderson ha vuelto a subir el nivel de la saga tras los dos últimos episodios con un filme tan entretenido como la primera parte, con unos efectos especiales bastante decentes (e incluso impresionantes, como en su primera escena), con un 3D que ayuda a completar la función.
Obviamente, quien vaya esperando Ciudadano Kane (que los hay, ojo) que se vaya quedando en la puerta del cine.
Y es que está muy claro lo que vamos a ver en esta cuarta parte: Zombies, sangre, una trama absurda, peleas a tutiplén, personajes estereotipados y momentos la mar de divertidos.
No se puede esperar otra cosa de Resident Evil: Ultratumba, y quien lo haga se va a sentir francamente decepcionado.
Si alguien recuerda la tercera parte de la saga (¿quién podría culpar a los que no lo hicieran?), Alice terminaba con superpoderes de clonación y superfuerza, superpoderes con los que comienza esta cuarta entrega… y que le son arrebatados en los primeros quince minutos para que la película pueda transcurrir con normalidad.
A partir de aquí, Alice encontrará a un grupo de supervivientes a los que debe llevar a un lugar supuestamente sano y salvo del virus-T.
Por supuesto, los que esperen un argumento lejanamente similar al de cualquiera de los videojuegos de Capcom, mejor que vuelvan a jugar en sus consolas, porque definitivamente esta saga, más allá de los nombres, poco tiene que ver ya con el juego original.
Tampoco tiene por qué ser necesariamente malo si las secuencias de acción entretienen tanto como lo hacen las de Resident Evil: Ultratumba.
Alice, perseguida por una manada de zombies, salta al vacío atada con una cuerda.
Mientras ella se acerca a cámara, los zombies van cayendo tras ella cual Lemmings.
Esta escena ejemplifica bien lo que vamos a encontrar en este filme: Muchas escenas de acción relativamente bien rodadas, explotando el 3D de una manera descarada (esperaos hachas, sangre y cabezas volando literalmente hacia vosotros) y tan idiotas y descerebradas que a la fuerza terminan agradando.
Cierto es: El guión deja cosas inconclusas, no explica los enormes agujeros de la trama y obliga a suspender la incredulidad en numerosas ocasiones, pero es tan divertido que poco importa.
Todos sabemos que la mitad de los personajes están ahí solo para ser merendados por los muertos vivientes, y que el resto serán simples supervivientes para la segura quinta parte… y no importa lo más mínimo.
Y es que, durante poco más de hora y media, el espectáculo de luz y sonido que vemos nos deja incluso con ganas de más.
Resident Evil: Ultratumba, por hacer una metáfora culinaria, es como un granizado de limón.
Refrescante, rico, divertido de tomar y del que no quieres tomar más hasta el próximo verano.
No es un solomillo, pero tampoco un trozo de apio sin sal.
Es la película perfecta para un verano a punto de acabar: Adrenalina, balas, sangre y zombies, rodeado de una supuesta atmósfera de survival horror que termina siendo más propia de una película de John McClane que de, por ejemplo, La Noche de los Muertos Vivientes.
Milla Jovovich, que ya tiene muy pillado al personaje de Alice, protagoniza la película con pulso firme, de manera perfecta, haciendo de este personaje una heroína mucho más creíble que, por ejemplo, Lara Croft o la propia Salt.
Junto a ella, los actores (todos) hacen un papel decente, destacando un sorprendente Sergio Peris-Mencheta que parece moverse con más ganas dentro del cine americano que del español, donde nunca destacó lo más mínimo.
Lo dicho: Una historia tramposa pero entretenida, llena de giros tan absurdos como inesperados, dirigida e interpretada con eficacia.
Resident Evil: Ultratumba es una película que cumple, espectacular a ratos, que consigue exactamente lo que intenta y que comete el fallo de beber demasiado de otras entregas anteriores (mediante flashbacks o referencias) como para aceptar a un público neófito.
No es que vayamos a perdonar a Resident Evil: Ultratumba todos sus fallos, que son numerosos, desde un guión que parece escrito de broma hasta algún personaje que es risible en su arco (el productor, sin ir más lejos), pasando por algunas espectaculares escenas que no vienen a cuento de nada (como la publicitada escena contra el zombie gigantesco).
Pero es que estos fallos se medio evaporan cuando vemos que todos sus errores son en pos de hacer pasar un buen rato al espectador.
Un propósito noble que no todas las películas actuales son capaces de conseguir.
Y es que, aunque no lo creais (sé que cuesta hacerlo), dejarse morder por Resident Evil: Ultratumba no es mala idea a poco que os sentéis a pasar un buen rato y no a analizar pormenorizadamente cada error del filme.
Los tiene, pero no son tan pronunciados como en otros blockbuster de hoy por hoy.
Vosotros decidís si una película más que eficaz para pasar un buen rato merece vuestro dinero o no.
Yo, desde luego, no me arrepiento de haberla visto.
Ni un ápice.
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