Biutiful representará a México en la lucha por el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
Parece que fue ayer cuando Kathryn Bigelow humilló a su ex James Cameron en el Kodak Theatre, pero la temporada de premios está a la vuelta de la esquina.
Son ya cincuenta y tres los países que han anunciado su representación en la lucha por un premio que Iciar Bollaín intentará conseguir para España con También la lluvia.
Alejandro González Iñarritu aspira a conseguir una nueva candidatura para su país, después de ser nominado con Amores Perros.
¿Su mayor baza? Un Javier Bardem que puede lograr su tercera candidatura a la estatuilla dorada después de ganar el premio a la mejor actor en el Festival de Cannes, donde la película fue recibida con críticas para todos los gustos.
El 3 de diciembre sabremos qué críticos tenían razón y cuales no.
Tras la ruptura profesional con el guionista de sus anteriores peliculas, Guillermo Arriaga, el cineasta Alejandro González Iñarritu se enfrenta ante una prueba de fuego en forma de debut como guionista con esta Biutiful, una de las películas más marcianas y originales (al menos sobre el papel del año).
Bardem da vida un hombre que va dando bandazos por las calles de Barcelona, profundamente afectado por sus conflictos paterno filiales y con la extraña habilidad de comunicarse con los muertos.
Y recordad que estamos en una película de Iñarritu, no en una de Shyamalan.
Llama la atención que la Academia de cine mexicana repita con Biutiful la jugada que tan buena suerte le dio con El laberinto del fauno.
Una producción mayormente española, rodada en España, con la mayoría de los actores de aquí y apoyo de cadenas de televisión nacionales que se aprovecha de la nacionalidad de su director para mandarla a los Oscar.
No les culpo, yo tampoco querría ver cómo me roban a Del Toro, Iñarritu o Alfonso Cuarón.
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