No es lo mismo un drama que un melodrama que un dramón en toda regla.
Todo depende de lo drástico que se pongan director y guionista para contar una historia.
Vivir para siempre forma parte de esa corriente de pornografía emocional que tan bien han ilustrado películas como Precious, Mi vida sin mí o cualquier adaptación del escritor de best sellers Nicholas Sparks.
El director español Gustavo Ron (Mia Sarah) se pasa al ingles con una coproducción protagonizada por Emilia Fox (Cashback), Ben Chaplin (La delgada línea roja), Greta Scacchi (Emma) y el niño protagonista Robbie Kay (Hannibal, el origen).
Si en Precious teníamos a una adolescente obesa abusada por su padre y madre de dos niños (uno de ellos con síndrome de Down), en Vivir para siempre el protagonista es Sam, un niño de once años que quiere saber cómo se sienten los adolescentes porque él no llegará a serlo: tiene leucemia.
Beber una cerveza, dar la primera calada a un cigarrillo a escondidas o el primer beso son algunas de las experiencias que quiere llegar a vivir antes de su muerte.
Antes de irse, Sam decidirá escribir un libro, que es a la vez un diario y una “investigación científica” con todo lo que pasa.
La película de Ron hará las delicias de los fans del melodrama, de las historias intensas y dramáticas contrarreloj tan típicas del ya citado Spark.
Sin ir más lejos, es curioso como esta Vivir para siempre utiliza exactamente la misma banda sonora y excusa argumental (los deseos antes de morir) que la película basada en una de sus obras, Un paseo para recordar.
¿Copia o casualidad? La respuesta en los cines el próximo 29 de octubre.
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