Cuando parecía que el fenómeno de las historias de terror contadas en clave de falso documental había llegado a su fin, el año pasado arrasaba Paranormal Activity con un relato que pretendía hacer creer a las audiencias que lo que estaban viendo era real.
Los más de 40 millones recaudados este mismo fin de semana por su segunda parte confirman que esta particular forma de narrar sigue en forma.
Dirigida por Daniel Stamm (A necessary death), El último exorcismo sigue la rienda de estas producciones con una propuesta terrorífica que tuvo una buena recepción en Sitges.
El último exorcismo ha sido definida ni más ni menos que como un cruce entre El Exorcista y Monstruoso.
La película, que gira en torno a un evangelista que acepta que un equipo de documentalistas le filme realizando un exorcismo, está producida por Eli Roth, director de las dos partes de Hostel y de dos cortometrajes dentro de Malditos bastardos y Grindhouse, ambas obras de su colega Quentin Tarantino.
Por si el 72% de críticas positivas que la película recibió tras su estreno no fuera suficiente, El último exorcismo convirtió un presupuesto de 1,8 millones de dólares (el presupuesto de una producción media española) en una recaudación de 40, sólo en América.
Rentabilidad absoluta para una película que tiene una pinta más que decente y es que, la verdad, un servidor se siente más atraído por las historias de posesiones que por las presencias extrañas o repentinas desapariciones en el bosque.
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