No es una figura conocida por el gran público pero Brad Anderson es uno de los directores clave del cine de género independiente durante la última década.
Próxima parada Wonderland , Session 9 o El Maquinista (el thriller psicológico protagonizado por un extraordinario Christian Bale que perdió casi treinta kilos para interpretar el papel protagonista) le han hecho pasearse recientemente por influyentes festivales como Deauville o Sitges, llevándose premios en varias ocasiones.
A Cataluña volvió una vez más con Vanishing on 7th Street, un thriller con ligeros toques de terror protagonizado por Hayden Christensen, un actor que no ha sido capaz de aprovechar su mediático protagonismo en la segunda trilogía de La guerra de las galaxias.
Anderson va directo al grano y la película arranca cuando una serie de misteriosos apagones provoca que los humanos desaparezcan misteriosamente dejando tan sólo sus ropas y posesiones.
Un pequeño grupo de supervivientes se agruparán en una taberna a oscuras para tratar de combatir este horror apocalíptico.
Al darse cuenta de que ellos pueden ser las últimas personas vivas en la Tierra, deberán emprender una terrible lucha por mantenerse con vida… empezando por mantenerse alejado de la oscuridad en todo momento, o su vida habrá acabado.
Coprotagonizada por John Leguizamo (Moulin Rouge), Thandie Newton (Crash) y el niño Jacob Latimore, Vanishing on 7th Street nunca llega a arrancar del todo a pesar de contar con varias escenas impactantes y bien rodadas a lo largo de su metraje.
Es posible que haya espectadores que no tengan necesariamente un problema con ello, pero creo que el mayor problema de la película de Anderson es que empieza y acaba prácticamente en el mismo punto, apenas avanza en los conflictos de la historia y sus personajes.
Una pena, porque la premisa (y el nuevo trailer) daba para más.
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