Películas como Australia, Embrujada o Invasión han estado a punto de hacernos olvidar lo extraordinaria actriz que puede llegar a ser Nicole Kidman.
Pocas actrices han sido capaces de encandenar papeles magistrales roles como la australiana cuando pasó de Los Otros a Moulin Rouge para acabar siendo oscarizada por dar vida a Virginia Woolf en Las Horas.
El comeback de la actriz se erige como uno de los principales atractivos de Rabbit Hole, un drama sobre la pérdida coprotagonizado por Aaron Eckhart y que se estrena en los primeros compases del 2011, aunque antes llegará en un estreno limitado norteamericano el 17 de diciembre.
Rabbit Hole es además la más domesticada y la primera en inspirarse en un material ajeno en la filmogría de John Cameron Mitchell, el joven actor y director que escandalizó a muchos con Shortbus y su aclamada ópera prima Hedwig and the Angry Inch.
David Lindsay-Abaire adapta su propia historia, una premiada obra de teatro que poco o nada tiene que ver con sus anteriores créditos en el mundo del cine (la cinta de aventuras infantil Corazón de tinta y la película de animación Robots).
El inmenso dolor de un matrimonio que no es capaz de superar la trágica muerte de su hijo es la fuente de una historia que permitirá lucirse a sus protagonistas, un grupo de buenos actores que estarán encantados de tener ante sí unos conflictos, dramas y líneas de diálogos privilegiadas en los tiempos que corren.
Y para muestra, un botón… digo, un par de nuevas escenas.
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