A la nueva versión de Caperucita Roja sólo le falta un vampiro para que se convierta en la secuela de Crepúsculo que a Catherine Hardwicke nunca le dejaron dirigir.
La directora de las primeras aventuras de Edward y Bella se olvida de sus origenes independientes (la acertada y extraordinariamente bien interpretada Thirteen, con Holly Hunter y Evan Rachel Wood, era suya) y repite en tono e intenciones con una nueva adaptación del relato de los hermanos Grimm, el autor de cuentos infantiles más famoso y prolífico de la historia de la literatura.
Amanda Seyfried es la gran estrella de un proyecto en el que también veremos a Gary Oldman y Julie Christie intentado añadir un poco de prestigio a un film que llega a las pantallas el 22 de abril del próximo año.
Ambientada en una época medieval, Valerie es una adolescente destinada a unirse en matrimonio con otro chico del pueblo… a pesar de que ella está enamorada del misterioso y potencialmente peligroso Peter.
La tensión entre los dos chicos se verá incrementada exponencialmente cuando un hombre lobo empiece a cometer asesinatos en el poblado.
Todo el mundo está nervioso y aterrado sin saber quién es la criatura.
Los desconocidos Shiloh Fernandez (la serie Jericho) y Max Irons (la última versión de Dorian Gray) completan el tremendamente original triángulo sentimental de una película que apuesta claramente por la paleta de colores, tono de la historia y hasta escenarios (esas montañas nevadas….
) de la saga vampírica, en un claro intento por arañar espectadores ahora que las aventuras de los personajes creado Stephanie Meyer.
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