El thriller All good things está basado en historias reales, pero dista mucho ser la típica historia lacrimógena y telefilmera con acontecimientos demasiado increíbles para ser cierto… que, curiosamente, lo son.
De algo tiene que servir tener tras las cámaras a Andrew Jarecki, cineasta nominado al Oscar por un documental (Capturing the Friedmans) en el que analizaba sin escrúpulos a una famila de pederastas.
Ryan Gosling, Kirsten Dunst y Frank Langella tienen los papeles principales de una película que llega a los cines el próximo 3 de diciembre, con varios meses de retraso por culpa de problemas financieros de la productora.
La película se ambiente en el Nueva York de los años 80, cuando el hijo de un magnate se casa con una estudiante de una clase claramente inferior.
La vida en pareja empieza perfectamente, con el único sobresalto de la agobiante presencia en sus vidas del padre él.
Tras un tiempo, la chica vuelve a la facultad de medicina para intentar trazar su propio camino.
Al mismo tiempo que ella se vuelve más independiente, su marido será más controlador y violento.
Entonces, oscuros secretos empiezan a aparecer y la mujer desaparece sin dejar rastro.
La policía es incapaz de encontrar pruebas, así que cierra el caso… hasta que años después algo sucede y la investigación vuelve a abrirse, con consecuencias desgraciadas para la poderosa familia.
Sólo unas semanas antes de su estreno, la productora ha sido amenza por la familia en la que se basa la historia: si estrenan la película, podrán enfrentarse a una batalla legal por lo que ellos consideran es una representación falsa de la película de su familia y su empresa familiar como colaboradores penales en las redes de prostitución y drogas que plagaron Time Square en la década de 1970.
La productora, por supuesto, hizo oídos sordos y celebró la prensa gratuita que no hará si no beneficiar a una película que, la verdad, tiene buena pinta.
Ahí están un anuncio y el cómo se hizo para demostrarlo.
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