Nunca ha convencido del todo a los críticos pero Ashton Kutcher se ha terminado erigiendo como la mayor estrella de la comedia romántica actual.
Katherine Heigl, Jennifer Garner, Cameron Díaz, Zoe Saldana o Amanda Peet forman parte de la lista de la partenaires femeninas a las que ahora se une Natalie Portman, que prácticamente debuta en el género con Sin compromiso.
El 21 de enero, en plena vorágine de la temporada de premios que protagoniza la actriz gracias a Cisne Negro, se estrena en Estados Unidos.
Demostrando que la crisis de los cincuenta no sólo afecta a las actrices de Hollywood, el cineasta especializado en comedias Ivan Reitman (Los cazafantasmas) se pone detrás de las cámaraspara poner en imágenes un texto de la novata Elizabeth Meriwether, cuya experiencia hasta el momento se limitaba a un puñado de cortos y un episodio de televisión para una serie completamente desconocida.
El pretexto: un análisis sobre la facilidad que tienen hombres y mujeres para compaginar una relación de amistad y sexo.
Kutcher es el protagonista absoluto de las dos nuevas escenas de la comedia que, dicen, puede acarrear consecuencias negativas para su protagonista femenina: varios bloggeros expertos en los Oscar han especulado con la imagen negativa que puede dar a la actriz participar en una película tan alejada en resultados e intenciones a las películas valoradas habitualmente por la Academia.
Si me preguntan a mi no son más que tonterías: el año pasado Sandra Bullock se hizo con la estatuilla dorada un sólo día después de ganar el Razzie por otra película.
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