Un proyecto como The Tourist puede sonar a dolares cayendo del cielo para los ejecutivos de Hollywood: Un remake de un título europeo de poca fama que asegura un coste moderado en la reescritura del guión.
Una pareja protagonista que por separado atraen a las masas al cine.
Un premiado director extranjero que dará lo mejor de si mismo por un sueldo de principiante.
Un decorado de ensueño para evocar románticos momentos entre el público más meloso.
Pero como nos enseña el bueno de Murphy, hay muchas posibilidades de que algo falle, y efectivamente el resultado final es cuanto menos desigual y poco destacable.
Johnny Depp encarna a un turista norteamericano que viaja a Venecia para olvidarse durante unos días de sus problemas personales.
En el tren conoce a Elise, una bella y misteriosa mujer que le engatusará para acompañarla durante el viaje con el fin de hacer pensar a sus perseguidores que él es el hombre al que buscan.
Ya en Venecia ambos lucharán por salvar su vida y como pasa en estas ocasiones, tantas emociones conducirán a una atracción mutua que concluirá con sorprendentes resultados.
Por su parte el director Florian Henckel-Donnersmarck cumple con sus obligaciones a la perfección, facturando un producto de fácil consumo a la par que correcto estéticamente, teniendo en cuenta las herramientas con las que cuenta para evitar aburrir o confundir al público.
Destaca la utilización del humor en algunos de los momentos de exposición de la trama en los que se agradece que Depp saque a relucir su arsenal y consiga arrancar alguna que otra sonrisa al respetable.
Las escenas de acción son correctas y la manera en la que el director afronta los giros en la trama que más problemas pueden causar en una audiencia algo abotargada por las cenas navideñas, consiguen centrar la atención en todo momento y no perderse por el camino, que no es poco.
Precisamente son esos giros los que hacen que en un segundo visionado el film resulte poco creíble.
Lamentablemente esa falta de consistencia es la que me hace pensar que se ha tenido poco cuidado en abordar esa posible relectura y que por lo tanto hacen de la película un producto disfrutable solo a corto plazo, pero sin vida más allá del estreno y sus posterior lanzamiento en el mercado domestico.
La campaña publicitaria ha hecho mucho hincapié en una química inexistente entre la pareja protagonista.
Angelina Jolie da vida a su personaje de una manera tan fría que resulta imposible pensar que hay una persona real detrás de sus impresionantes vestidos y el glamour que aportan las sesiones de peluquería y maquillaje.
Por su parte Depp ofrece una versión aligerada de un Jack Sparrow desubicado y apocado que sin duda es lo más destacable de una producción teledirigida a los bolsillos de los espectadores.
Sin embargo, ambos no terminan de funcionar juntos en pantalla, a pesar de que el decorado que los enmarca no podría ser más apropiado.
The Tourist no deja de ser un divertimento efectivo para una tarde tonta y una buena escusa para alejarse de la familia durante unas horas en estas fechas en las que la sobre exposición puede resultar problemática para más de alguno.
Afortunadamente la cartelera ofrece títulos más interesantes para los que tengan ganas de, ademas, pensar un poco.
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