Tras meses de intensa promoción en programas de televisión, revistas e Internet en forma de escenas, trailers y entrevistas para todos los gustos, el romance tragicómico (por llamarlo de algún modo) Amor y otras drogas llega a los cines el próximo viernes.
Jake Gyllenhaal y Anne Hathaway, uno de los dos matrimonios condenados al fracaso de Brokeback Mountain, se dan una nueva oportunidad para, esta vez sí, enamorarse en pantalla en la primera comedia del director Edward Zwick en casi veinte años.
Dos elementos han ocupado la mayor parte de los titulares generados por el film: los desnudos de sus protagonistas la tardía aparición en la promoción del parkinson, el giro dramático que le da un punto original y especial a esta comedia con toques dramáticos que, de otro modo, se podría haber quedado como un romance protagonizado con dos personas con (más o menos) gracia más.
Como queda claro en la nueva escena del film, doblada al castellano para la facilidad de aquellos que tengan problemas con el inglés, la química entre la pareja protagonista se erige como el princial valor de una película que se ha quedado un poco en tierra de nadie: no ha sido un fracaso, pero se esperaba una recepción más cálida de crítica y público.
Una pena, porque la película pinta simpática.
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