Kevin Smith ya no es ese gordito adorable que dio la campanada en 1994 con Clerks.
Ahora ha crecido y ha visto como todas las películas en las que se intentaba alejar de un humor gamberro no han interesado a absolutamente nadie.
Es por ello que se ha hartado de todo y ha decidido, a sus 41 años, que es el mejor momento para retirarse de su carrera como director después de que estrene su próximo filme, Hit Somebody.
Esta revelación viene después de unas semanas en las que ha puesto a parir a los críticos (llegó a sugerir que deberían pagar por ver sus películas), a Bruce Willis (con el que ha dicho que fue imposible trabajar en el rodaje de Vaya par de Polis) y practicamente a todo el que no quiere entender su última película, Red State, que finalmente se autodistribuirá.
A este hombre se le ha caído el mundo encima en un par de semanas.
Pero no creáis que Smith se marchará del mundo del cine, aunque es muy probable que no volvamos a ver jamás a Jay y Bob el Silencioso (¡Ooooh!).
Ahora, el director se dedicará a ayudar a otros a perseguir sus sueños y hacer sus propias películas.
No sé si yo me fiaría mucho del director que, viendo las malas críticas de su último filme, decide autodistribuirlo, pero así está el asunto.
Dudo mucho que lleguemos a ver Red State en España (quizá en circuitos muy reducidos), y no tengo claro si lo que ha hecho Kevin Smith es de valientes o de absolutos cobardes que no aprecian en nada a su público, pero parece que ha decidido irse de la industria con un escándalo, fiel a su estilo provocador.
Ojalá Hit Somebody fuera una película sobre un director que tratara de forma mordaz el juego de Hollywood, pero no: Irá de un jugador de hockey con talento para luchar.
La verdad es que, para hacer estas cosas y no volver a la época de Persiguiendo a Amy, Mallrats o Clerks, casi que retirarse no es mala opción.
Ha sido un placer, señor Smith.
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